La situación económica era muy dura, incluso, terminé “trabajando” de compra y venta de armas; me involucré en pandillas. Poco tiempo después mis padres murieron, y por la depresión me sumergí en el vicio de las drogas.
Después de haber consumido 1 kilo y medio de drogas estuve en coma 17 días; mi esposa empezó a participar en las reuniones de la Iglesia Universal, ella me invitaba, pero yo me molestaba.
El médico me diagnosticó úlcera y después me dijo que tenía cáncer y me mandaron a la casa a morir.
Fue en esos momentos que vine a la Iglesia, al cabo de 3 mese fui liberado del vicio, me curé, tengo paz y un hogar maravilloso.