Mi primera borrachera fue a los 10 años, debido a los problemas que tenía en casa. aparentemente estaba todo bien pero, en realidad, no era así. mi padre nos maltrataba a mi hermano, a mi madre y a mí… ¡no había amor ni disciplina, solo miedo!
Recuerdo que a los 5 años tuve mi primera experiencia sexual, sin tener conciencia de lo que pasaba. Por todos estos problemas en casa, mis hermanos comenzaron a meterse en pandillas, alcohol, drogas, a cometer delitos, etc.
Unos años después, mis padres se separaron y aunque a mí, sinceramente, no me importaba mucho lo que le pasara a mi familia, esta separación me permitió tener la libertad de hacer lo que quisiera de mi vida. Cuando esto pasó, yo tenía 13 años, y mi vida empezó a desmoronarse sin que nada ni nadie tuviera control sobre mí. Dejé los estudios, rodeándome de amistades que me llevaban a las drogas y, sobre todo, al alcohol. Estuve al borde de la muerte en 2 ocasiones, una de ellas, por una sobredosis que me provocó un coma etílico y, la segunda, por una pelea de pandillas en la que me apuñalaron en el cuello con una botella.
No me importaba nada, solo me sentía bien cuando estaba borracho y, en mi estado sobrio, estaba triste y vacío.
Hoy, me doy cuenta de que todo lo que hice en el pasado era una búsqueda de algo que llenara el vacío que tenía desde pequeño y que quitara la soledad que sentía dentro de mí.
Con toda esta vida en descenso, a los 17 años, recibí una invitación de la Universal. acepté y, allí, cambió toda mi vida. Comencé a participar de las reuniones, recibí las orientaciones, hice caso de lo que allí me decían y, hoy, tengo una vida nueva, transformada, completa y realizada.
Carlos Villareal – Usera