Al llegar a casa después del trabajo, fui sorprendido por dos hombres armados. Les ofrecí todo lo que tenía, pero ellos no lo aceptaron, ellos querían más. Al darme cuenta que ellos me iban a disparar arranqué el carro y decidí huir. Los ladrones dispararon y una de las balas impactó en mi cráneo y perforó mi cerebro.
Ingresé al hospital sin movimiento en el lado derecho de mi cuerpo. Los médicos creían que después de la cirugía, yo quedaría en estado vegetal y si me despertaba perdería la visión, la audición y quedaría con limitaciones en mi sistema motriz. Mi familia oraba para que lo imposible sucediera y me pudiera recuperar. Para sorpresa de los médicos, después de estar tres días en coma, desperté.
Los especialistas no creían lo que estaba pasando. Fui dado de alta y me recetaron millones de medicamentos que debería tomar por toda la vida. Comencé a practicar lo que aprendía en la Universal y no acepté vivir dependiendo de medicamentos, empecé a participar los martes por mi sanidad, hoy estoy completamente restablecido, los médicos no se explican qué sucedió, pero yo sé, que mi determinación y perseverancia realizaron el Milagro.