Era amargado y deprimido. Con el pasar de los días comencé a llenar ese vacío que sentía a través de los vicios. Tratando de encontrar el amor que no sentía en mi hogar empecé a asistir a Centros de diversión nocturnos (cabaret, prostíbulos, etc.).
Por causa de todos mis problemas terminé enfermándome, al punto en donde no podía ni caminar por mi cuenta, pensando que la única solución a mi problema era la muerte, tuve dos intentos de suicidio.
Hoy después de participar del Ayuno de Daniel, ya no soy el hombre que era antes, ahora soy un joven feliz, lleno de paz, amor y alegría, gracias a Dios