Por tanto, a Ti, oh Señor Dios, miran mis ojos; en Ti he confiado; no desampares mi alma. – Salmos 141:8
Fijar los ojos en lo invisible no es una tarea fácil. ¿Cómo ver lo que no se ve? Solo hay una forma: por los ojos de la fe. Por eso David dice: “en Ti confío”.
Los ojos de la fe son la confianza en Dios. ¿Usted dijo alguna vez “confío en fulano con los ojos cerrados”? Esa expresión indica la integridad y confiabilidad de tal persona. Alguien en quien usted puede confiar, por eso no necesita ni verificarlo con los ojos físicos, porque los ojos de su confianza ya ven de hecho lo que usted espera de ella.
Constantemente somos tentados a fijar la mirada apenas en lo que vemos. Y normalmente nuestros ojos ven lo que está mal. Si nuestra casa suele estar arreglada, cuando llegamos del trabajo y algo está fuera de lugar nuestros ojos lo ven. Y así es en la vida también.
Es común que usted mire lo que su compañero tiene mal y se olvide de lo que él o ella tienen de bueno. Muchos solteros, por ejemplo, nunca aceptan comenzar una relación con nadie porque siempre están viéndole defectos a cualquier candidato.
Fijar la mirada en Dios exige que usted use los ojos de la fe, que no miran a través de los ojos humanos –esos que usted está usando para leer este texto. Los ojos de la fe ven a través de la integridad y confiabilidad de Dios. Él no miente ni falla. Lo que prometió, lo cumplirá.
Eso es suficiente para quien cree, no importa lo que los ojos humanos estén viendo.
Aprenda a ver través de los ojos de la fe. Siempre. Él nunca desamparará su alma.
P.D.: Con este mensaje concluye nuestra meditación de 7 días en el Salmo 141. Cuente su experiencia en los comentarios debajo.