Para el cristiano, la fe es una fuerza o un poder del Espíritu Santo que actúa en nosotros. Cuando damos lugar a esa fuerza tomando actitudes en función de ésta, se hace posible aquello que hasta el momento era imposible.
La fe, por lo tanto, aunque sea consecuencia de la influencia del Espíritu Santo sobre la persona que la tiene, depende de la voluntad de ésta de aceptarla y ponerla en práctica.
Josué, poseedor de una gran fe, provocó el milagro que quería en aquel momento. Es importante notar que fue él quien provocó el milagro. Fue Josué quien osó hablar con el Señor Dios en presencia de los israelitas y pedir que el sol se detuviera en medio del cielo y no se apresurase a ponerse mientras no venciera a los enemigos (Josué 10:13-14).
A través de la fe, los montes pueden obedecer a una voz y caminar naturalmente, como si tuviesen oídos y piernas; por medio de la fe, también los vientos y la tempestad pueden cesar en un abrir y cerrar de ojos.
La fe es sumamente valiosa y necesaria. A través de ésta el ser humano puede tornar posible lo imposible, traer a la existencia lo inexistente y hacer que sus sueños y deseos se conviertan en realidad.
Repentinamente comencé a sentir unos malestares en todo el cuerpo
Al principio pensé que con el pasar de los días aquellas molestias iban a parar, sin embargo, no fue así los dolores empeoraron a tal punto que sólo quería quedarme acostada en la cama.
Vine a participar de la reunión de los Casos Imposible sintiéndome de esa manera, pero con mi fe y seguridad que después de Tocar el Manto de los Imposibles, saldría bien y como determiné aconteció, pocos minutos después de tocarlo empecé a recobrar las fuerzas y movilidad.
Me siento muy bien, gracias a Dios puedo hacer los movimientos que no podía sin sentir dolor o molestia alguna.
Participe en los Casos Imposibles, a las 7H, 10H y 18H30, en la Av de Las Américas 305.