La persona que recibe el Espíritu Santo se convierte en un testigo del Señor Jesús y camina como Él vivió aquí en la Tierra. El carácter del Altísimo se manifiesta en ella, permitiendo que tenga condiciones de asumir la fe.
Compruebe abajo, 3 cualidades percibidas en aquellos que son bautizados con el Espíritu Santo:
1) Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo el Señor hablé, y lo hice, dice el Señor. Ezequiel 37:14
Cuando la persona es bautizada en el Espíritu Santo, ninguna tribulación o problema que ella enfrenta aquí en la Tierra es capaz de separarla del Creador. Esto sucede porque ella tiene la conciencia de que mucho más vale las cosas de Dios que las de este mundo. Hay personas que cuando pasan por obstáculos, se desaniman y luego abandonan la fe. Las dificultades de esta vida sirven para hacer los hijos del Altísimo más fuertes.
2) Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Génesis 12.2
Ser la propia bendición significa que la persona quiere transmitir a los demás lo que ella recibió del Espíritu Santo. Ella se inquieta al guardar para sí el mensaje de Salvación del Señor Jesús. Es como una lámpara conectada a la energía que tiene como función traer la luz al ambiente.
3) Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. Malaquías 3.18
Es imposible que la persona esté llena del Espíritu Santo y no exhalar el perfume de Él. Ella es diferente de lo que ofrece este mundo. Ella está en paz con Dios y no cambia esa experiencia por un momento de placer en el pecado. Por eso, ella no acepta contaminarse espiritualmente.
Todos los miércoles en la Noche de la Salvación, usted va a aprender cómo manejar la Palabra de Dios y extraer de ella orientaciones para su vida.
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