No vale la pena cambiar los valores de la fe por conquistas materiales.
El Valle de Save fue el lugar en donde Abraham se encontró con dos reyes, después de ganar una batalla: Melquisedec y el rey de Sodoma.
“Y el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas y toma para ti los bienes. Y Abram dijo al rey de Sodoma: He jurado al Señor, Dios Altísimo, creador del cielo y de la tierra, que no tomaré ni un hilo ni una correa de zapato, ni ninguna cosa tuya, para que no digas: «Yo enriquecí a Abram»”. Génesis 14: 21-23
El patriarca de la fe trajo el diezmo de todo para Melquisedec y juró no tomar para sí los despojos que eran suyos por derecho. Eso fue una actitud de fe, de no depender de las riquezas que eran fruto de la guerra ni estar unido a un incrédulo.
La enseñanza que Abraham quiso dejar es que no vale la pena cambiar los valores de la fe por conquistas materiales. Por el contrario, es mejor perder temporalmente, pero ganar con Dios, pues dependemos de Él.
MI VIDA CAMBIÓ POR COMPLETO
“Desde muy joven empecé a trabajar pero aunque me esforzaba mucho siempre tenía una vida económica limitada, vivía en una casa pequeña y dependía de un sueldo que no me alcanzaba para nada. Cuando llegué a la Iglesia Universal empecé a aprender sobre la fidelidad, que el diezmo no es algo que se da por voluntad, sino que se devuelve porque le pertenece a Dios. A partir de ahí mi vida empezó a cambiar. Hoy soy una mujer próspera, tengo mi propio negocio, viajo donde deseo y Dios me ha sustentado en todo.”
•• Sra. Salome