Está enfermo e incluso ya fue desahuciado por la medicina, busca con desesperación una salida, el tratamiento médico no surte efecto y sólo le daña más.
Aún con todo lo que ha hecho para combatir aquello, cree y nota que no hay solución para su enfermedad.
Querido lector, sufrir una enfermedad es terrible y, a veces, en lo único que se piensa es en la muerte, según lo grave del padecimiento, pues no sólo su salud se deteriora, sino también el estado de ánimo.
En la Palabra de Dios está escrito:
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el SEÑOR, tu Dios, estará contigo en dondequiera que vayas.” (Josué 1:9).
Dios no cumple las promesas en nuestra vida de acuerdo con nuestros méritos, sino de acuerdo con nuestra fe. La fe ejercitada, la fe asumida.
Fe usted ya tiene sin embargo, si la junta con una actitud de valentia, la misma surtirá efectos positivos en su vida, por ello si se encuentra padeciendo a causa de una enfermedad, sepa que para Dios no hay limites.
¿Usted está enfrentando una enfermedad o algún familiar, está en esa situación? ¿Quiere liberarse de ese sufrimiento?
Todos los martes, en el Templo de la Fe, se realiza la Reunión de los 70. Pase por el corredor formado por 70 hombres y mujeres de Dios, que fueron escogidos para orar e imponer sus manos consagradas sobre las personas.
El tiempo de los milagros aún no se ha terminado, mucho menos para usted si realmente cree.
Las reuniones se llevan a cabo todos los martes en el Templo de la Fe, a las 7H, 10H, 12H,15H y especialmente a las 19H, en Av. de Las Américas 305.
“No tenía diagnóstico, pero sí fe”
Regina notó algunos bultos en el cuerpo, en ese momento no le importaba mucho, con los días éstos aumentaron en tamaño. «Al principio pensé que era varicela, pero esta hipótesis se descartó cuando me internaron. En la infancia tuve la enfermedad», recuerda.
Ella buscó ayuda médica y el diagnóstico inicial fue herpes zoster, es una enfermedad causada por el virus varicela-zoster (VZV), procedieron a realizarle exámenes y al analizarlos, no encontraron nada que justificara el diagnóstico anterior, pero el examen tampoco identificó cuál podría ser su enfermedad.
“Al principio estaba preocupada, algunos, incluso, me dijeron que lo que tenía era lepra «.
Desde el descubrimiento de la enfermedad hasta la cura, Regina comenzó a participar los martes por su sanidad. “Sabía que Dios estaba conmigo y que resolvería esa situación. No tenía un diagnóstico, pero sí mi fe ”, dice. Si bien los médicos no pudieron definir la causa del problema, Regina confiesa que sólo confiaba en Dios. “No me perdí ninguna reunión de martes y siempre usaba el Lienzo Consagrado. Gradualmente los bultos ya no aumentaron, disminuyeron”. Señala que está curada, las manchas nunca más volvieron. Ella atribuye que su cura fue a través de la la fe.