Polución es todo aquello que contamina, perjudica el equilibrio y alerta a las propiedades físicas, químicas, y biológicas… del cuerpo.
Cuando nos sentimos demasiados envueltos, embriagados o dependientes a algo que no nos hace bien, la primera señal del cuerpo es reaccionar de forma negativa, para darnos a conocer que estamos necesitando una desintoxicación (ayuda), para evitar tener consecuencias irremediables en nuestro cuerpo.
La gran pregunta que se hacen muchas personas que viven su vida de modo automático, seguido de una rutina diaria y que terminan controlando no sólo lo que hacen, si no también lo que son en su esencia es:
¿Cuál es el resultado? De mañana se despiertan, toman un baño y cuando ven las noticias aprovechan para desayunar; en el camino hacia el trabajo, en el carro escuchan la radio, en el transporte público leen un libro o escuchan música para distraerse.
En el trabajo, absorben más información proveniente de internet, noticias, acompañada de música para entretenerse y pasar el tiempo. De regreso a casa la rutina es semejante a la de ida al trabajo, cuando llegan lo primero en hacer es prender la televisión, la misma que solo se apaga cuando se van a acostar, eso si no se duerme con la televisión encendida.
El fin de semana, a veces, lo pasan junto a familiares, nuevamente alrededor de la televisión para ver los programas que no tuvo la oportunidad de ver en la semana. De nuevo es lunes y comienza la misma rutina.
Se preguntará: “¿qué está pasando conmigo?” pues bien lo que está pasando con usted es simple: no se ha preocupado en alimentar su espíritu, de la misma manera que se preocupa en alimentar su cuerpo.
En estos 21 días usted no sólo dejará de lado toda información secular, sino que se concentrará en purificar su interior, consumir alimentos para el alma y también en fortalecer su relación con Aquel que está siempre de brazos abiertos esperándolo.
¿Y cuáles son los alimentos para el alma? La oración, búsqueda del Espíritu Santo, lectura de la Palabra de Dios, el ayuno; en pocas palabras darse tiempo para la meditación, reflexión y abstinencia de los medios audiovisuales en general.
Si usted está interesado en participar de este propósito entoces acérquese a la Iglesia Universal más cercana a su hogar e infórmese.