“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1)
Como la fe carga la autoridad de Dios para salvar a los que creen, la duda también trae en sí la autoridad del mal, para esclavizar a los que no creen. Por esto sólo hay plenitud de vida, cuando hay ejercicio de la fe sobrenatural. La vida vivida basada en la fe impide cualquier problema. Las enfermedades raras que no tienen un diagnóstico concreto, aquellas que van de generación en generación, pueden ser causadas por la acción del espíritu del mal.
¿Cuántas personas, repentinamente, perdieron la salud de la nada con una enfermedad que no tiene diagnóstico? ¿Cuántas madres han vivido dentro de un hospital al ver que la vida de su hijo se apaga de a poco?
Sólo la fe practicada neutraliza la acción mortal de un diagnóstico o de las dudas del día a día.
La fe es la autoridad de Dios para ser usada en contra de toda la acción del mal.
En la fe no existen incertidumbres, miedos, traumas o debilidades. Al contrario, existe la más absoluta certeza de a dónde se quiere llegar.
Pero… quien vive en la duda espera por la suerte. Y mientras no viene, es la mala suerte la que ocupa su lugar. La suerte y mala suerte nacen de la misma fuente, la vida pasa y no hay futuro prometedor para sus víctimas. La duda es la mujer del mal, la madre de los fracasos. Su objetivo es el de esparcir el terror, destrucción y muerte. Por otra parte, la fe transforma el presente y proyecta el futuro. Es la autoridad Divina para vencer el mal. Pero hay que ejercitarla.
TESTIMONIOS
Caminar era una agonía a causa de los dolores que sentía
Llevaba varios días padeciendo con fuertes dolores en la rodilla derecha, lo cual se me dificultaba realizar los quehaceres del hogar o mis actividades con normalidad.
Con el paso de los días aquello no cesaba, sólo se agravaba y nada de lo que hacía surtía efecto para calmar los dolores.
Vine a participar de la Reunión de Sanidad y después de caminar por el pasillo de los 70 hombres y mujeres de Dios, todas las molestias que sentía cesaron por completo, gracias a Dios me siento muy bien y pude mover la rodilla sin sentir dolor alguno. (Sra. Betty)
El dolor que sentía en la pierna era insoportable
Inesperadamente empecé a sentir fuertes molestias en la pierna y conforme pasaba el tiempo, el dolor se iba intensificando cada vez más.
Todo el día estuve padeciendo sintiendo aquella molestia, por más que intentaba calmarla nada surtía efecto.
Vine a participar de la reunión de la sanidad con fe y seguridad de que después de pasar por el camino de los 70 apóstoles, todos los males iban a cesar, pocos instantes después de pasar sentí un alivio total, gracias a Dios me siento muy bien, pude mover la pierna sin sentir ningún tipo de dolor. (Sr. Edison)
Empecé a perder la visión, no lograba ver nada
Repentinamente empecé perder un poco la visión del ojo izquierdo, con el pasar de los días aquello se iba agravando, porque llegué al punto en el que comencé a ver todo borroso y un poco nublado.
Con el pasar de los días se me hacía muy dificultoso ver de lejos, porque no lograba ver nada.
No acepté continuar de esa manera y por eso vine a participar de la reunión donde, a través de mi fe, después de pasar por el camino de los 70 apóstoles, al instante empecé a ver con normalidad, gracias a Dios recobré la visión. (Sra. Rosa)
Cadena de los 70 apóstoles, ¿Qué significa?
“Designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió… Y les decía: … sanad a los enfermos” (Lucas 10:1, 2, 9)
Así como en el pasado, todos los martes 70 hombres y mujeres de Dios interceden determinando, por la fe, la restauración de su salud. Participe este amrtes a las 7H, 10H, 12H, 15 y especialmente a las 19H, en la Av. de Las Américas 305, norte de Guayaquil.