Entonces, nosotras estuvimos de acuerdo en el post anterior que Dios no requiere perfección de ninguna de nosotras. Somos nosotras que siempre esperamos eso de nosotras mismas o de los demás. Me pregunto: ¿por qué a nosotras nos gusta complicar las cosas?
Pero, eso no significa, de ninguna manera que no debamos luchar para agradar a Dios. En realidad, algunos cristianos piensan que agradan a Dios haciendo apenas lo mínimo posible: yendo a la iglesia una vez por semana, haciendo las cosas correctas la mayoría de las veces y confesando su fe en Él. Dios no es complicado, pero tampoco es cualquier cosa. Él no admite ese tipo de fe. Para Él, es mejor que usted no crea en Él a que tenga una fe tibia.
Dios es Espíritu y la única forma de comunicarse con Él es a través de la fe. Usted realmente no puede tener un relacionamiento con Dios basado en la buena sensación que tiene los domingos a la mañana o en las lágrimas que derrama cada vez que oye hablar sobre la crucifixión. La fe no es un sentimiento y no es necesariamente ir a la iglesia, leer la Biblia u orar (y pedir oraciones).
Si usted quiere agradar a Dios, la primer cosa en la que precisa trabajar es en su fe.
Fe es creer en algo que usted todavía no consigue ver.
Fe es creer que Dios está a su lado, viendo cada movimiento suyo, oyendo cada respiración suya.
Fe es buscar a Dios en lugar de buscar a los demás cuando se está sintiendo triste o necesitando de un hombro para llorar.
Fe es hacer lo que es correcto aún cuando eso la deja mal delante de los demás.
Fe es ser diferente e ir contra todo lo que pertenece a este mundo.
Fe es permanecer lejos del mal y cerrarle las puertas todas las veces que aparece.
Fe es enfocarse en lo que Dios prometió sin importar las circunstancias a su alrededor.
Este es el primer paso para agradar a Dios: use su fe -no apenas en la iglesia, pero principalmente fuera de ella.
La fe es buena para nosotras. No complique eso, apenas actúe.