La palabra tempestad, figuradamente hablando, siempre se relaciona con momentos de grandes problemas. Es cuando algo sucede y deja a las personas con miedo, preocupadas, tensas y con dudas.
En cambio, los discípulos del Señor Jesús pasaron una situación en la cual, literalmente, tuvieron que enfrentar una tormenta terrible. Una vez, todos estaban en un barco haciéndole frente a una lluvia intensa y a los fuertes vientos. Se sintieron perdidos, pensaron que sería el fin, que naufragarían (lea Mateo 14:22-32).
Pero fue justamente en ese momento de desesperación, que la fe de Pedro entró en acción, y él caminó sobre las aguas.
Esa es la misma fe que necesita existir en las personas, para que los problemas sean resueltos. “Esa es la fe que Él quiere ver en usted que está endeudado, desempleado, en la quiebra, pensando en matarse… Usted reclama, dice ser una buena persona, pero si nada cambia es porque falta manifestar esa fe. Es decir, obedecer Su Palabra”, explica el obispo Allan Sena.
Enfriamiento
Pero, es necesario tener cuidado para que esa fe no sea contaminada por la duda, de la misma manera que sucedió con Pedro.
“Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!” (Mateo 14:30).
El obispo Allan explica que esto sucede porque las personas empezaron a vivir a base de la emoción. “Cuando Pedro sintió el viento, tuvo miedo. Y cuando tuvo miedo, se hundió”, afirma el obispo.
Por lo tanto, si usted nota que está hundiéndose a causa de las dudas y preocupaciones, entonces, haga igual que Pedro, pídale ayuda al Señor, grite por ayuda. Y Dios hará lo sobrenatural en su vida.
Si quiere aprender a poner en práctica el poder de la fe en pro de su economía, este lunes, en el Congreso para el Progreso, recibirá un mensaje especial que cambiará la historia de su vida. ¡No se lo pierda!
Participe en la Av. de Las Américas 305, norte de Guayaquil, o en la iglesia Universal más cercana a su hogar, los horarios son 7H, 10H, 15H y especialmente a las 19H.