Si usted desea saberlo, siga el ejemplo de José: “Pero el Señor estaba con José y le extendió su misericordia, y le concedió gracia ante los ojos del jefe de la cárcel. El jefe de la cárcel confió en mano de José a todos los presos que estaban en la cárcel, y de todo lo que allí se hacía él era responsable. El jefe de la cárcel no supervisaba nada que estuviera bajo la responsabilidad de José, porque el Señor estaba con él, y todo lo que él emprendía, el Señor lo hacía prosperar.” Génesis 39:21-23
La parte de José era hacer su mejor; la de Dios era prosperar todo lo que él hacía. Pero él tenía primero que hacer, para que Dios lo pudiera prosperar. ¿Cómo Dios prosperaría todo lo que él hiciese, si José no hiciese nada?
José era confiable, pues el carcelero no se preocupaba con nada de lo que había colocado en su mano ni necesitaba mandarlo a hacer alguna cosa. Sabía que todo lo que estuviera en las manos de José, sería hecho de la mejor manera posible. El carcelero veía al Dios de José por medio de las actitudes de José.
Así debe ser hoy, pues Dios es el mismo. Él continúa prosperando a sus siervos que hacen lo mejor, para que Él sea visto por medio de las actitudes de sus siervos.
No importa donde esté, quien sea su jefe o como sea su trabajo. ¡José se destacó en la prisión!
Él se podría haber desanimado por haber ido a un lugar de esos. Sin embargo, aún en la prisión, Dios estaba con él. Creyendo en eso, no se hizo rebelde ni desistió de su salvación. Él continuó fiel a Dios y obtuvo beneficios de esa fidelidad. Continúe fiel a Dios en cualquier situación, haciendo su mejor donde esté.
“ME SENTÍA PERDIDO…”
Mi vida era muy complicada, era adicto a las drogas y al alcohol, tenía problemas sentimentales y por causa de los vicios contraje muchas deudas, lo que afectó mi vida económica.
Me sentía perdido, sin dirección y en el fondo del pozo. Conocí la Iglesia Universal y comencé a obedecer la Palabra de Dios, a ser fiel en las primicias y en mis votos, fui libre de los vicios, Dios restauró mi vida sentimental. Hoy soy un hombre transformado, exitoso y trabajo por cuenta propia, pero la mayor riqueza que tengo es el Espíritu Santo, pues Él me da sabiduría y fuerzas para glorificarlo, a través de mi vida.
•• Sr. Uelber Medeiros