“No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán”. Salmos 37:1-2
A veces, muchos tienen envidia de que a otros les vaya muy bien, incluso, le vienen pensamientos, del ¿por qué si buscan a Dios sus vidas no cambian?
¿Por qué otras personas van al brujo y se vuelven ricas?
Aquellos que no agradan a Dios y aparentemente prosperan, tendrán apenas cosas que este mundo ofrece, pero, llegará el día en que el Señor llamará a los suyos y los que vivieron sin Él no serán llamados.
Por ello, no debemos preocuparnos por cómo les está yendo a otros, ni querer ser igual a nadie, al contrario:
“Confía en el Señor, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad”. Salmos 37: 3
Tenga en cuenta que todo en esta vida es pasajero, por eso debe confiar en Dios, debe luchar y usar la fe.
“Deléitate asimismo en el Señor, Y él te concederá las peticiones de tu corazón”. Salmos 37:4
No luche de cualquier manera, pues es el placer en las cosas de Dios lo que hará que Él cumpla aquello que usted tanto anhela.
“Encomienda al Señor tu camino, Y confía en él; y él hará”. Salmos 37:5
Nadie puede cambiar una situación o la vida de un ser querido con la fuerza de su brazo, pero Dios puede transformar todo radicalmente. Él puede darle fuerzas y sabiduría para recuperar su matrimonio, arrancar cualquier enfermedad, etc.
Confíe en Dios por que Él: “Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía”. Salmos 37:6
Esa luz del medio día quiere decir, que así como el sol resplandece en ese horario con más fuerza, así también Dios pondrá toda Su fuerza en transformar su vida.
“Guarda silencio ante el Señor, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, Por el hombre que hace maldades. Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo. Porque los malignos serán destruidos, Pero los que esperan en el Señor, ellos heredarán la tierra”. Salmos 37:7-9
No se preocupe con personas que hacen cosas fraudulentas y prosperan, ni haga cosas indebidas porque otros lo hacen y les va «bien», al contrario, actué de manera correcta y sea fiel a Dios, porque eso agrada a Él.
Lo que todos necesitamos es confiar en Dios, cuando lo hacemos Él nos bendice, porque Su Palabra no falla.
Los que esperan en Dios serán salvos y eso no se consigue de cualquier manera, se conquista con fidelidad a Dios.
El Señor Jesús no vino para juzgar, al contrario, Él quiere perdonar, como lo hizo con la mujer adúltera (lea Juan 8:1-11), a quien nadie pudo juzgar, incluso, el Señor Jesús pudiendo hacerlo, porque Él no tiene pecado, no lo hizo, al contrario, la perdonó y le aconsejó no pecar más.
Piense en eso
Dios le bendiga.