«Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.» Isaías 26: 3
Dios siempre guarda a aquellos que colocan sus pensamientos en Él.
¿Cuáles son los pensamientos de Dios? Estos siempre son buenos, positivos, por ejemplo: “usted va a vencer”, “esa tristeza, angustia o dolor en su interior acabará”. Dios es demasiado grande como para que el ser humano se preocupe con cosas pequeñas. Obviamente hay momentos en los que la aflicción o el dolor parecen muy grandes, pero si usted confía en Dios, tendrá la seguridad de que su problema no es nada para Él.
Cuando usted pasa a pensar como Dios, entonces pasa también a perseverar en lo que Él prometió.
Puede ser que usted reciba una noticia terrible, nadie está exento de eso, pero cuando confía en Dios, su pensamiento insistirá en que Él solucionará ese problema y cambiará la situación, ¡porque Él es Dios! “Conad en el Señor perpetuamente, porque en Dios el Señor está la fortaleza de los siglos.” Isaías 26: 4
El ser humano está acostumbrado a tener un principio, un medio y un final para las cosas, por eso, las personas no asimilan bien la palabra perpetuamente, que significa “algo que dura para siempre”, o sea, es algo eterno y eso es más importante que aquello que es pasajero. Cuando Dios creó al ser humano, no lo hizo apenas pensando en su estancia aquí en la tierra, sino también en su vida eterna y muchos ignoran esa parte; hacen de todo para obtener lo mejor en este mundo, cosas que tal vez son importantes; sin embargo, nada es más importante que el alma, ella es eterna y vivirá perpetuamente en el infierno o en el cielo. Todo depende de usted.
“Los pensamientos de Dios para con el ser humano siempre han sido buenos y positivos”.
“El ESPÍRITU SANTO ha sido mi guía en todos los momentos”
“Pasé por una infancia muy difícil, vivíamos en una casa de caña, donde había escasez; a veces no teníamos ni que comer.
Mis padres peleaban mucho y mi papá tenía vicios: alcohol, cigarrillo y juegos de azar.
Sufría con traumas y problemas espirituales; veía sombras extrañas y escuchaba voces.
Mi mamá fue invitada a la Iglesia Universal y nos llevó con ella, a raíz de la frecuencia en que asistíamos a las reuniones en la semana, mi perspectiva con relación a la fe y a la vida cambió, fui liberada de los males espirituales y pasé a entender que sin el Espíritu Santo no conseguiría ser una nueva persona. Manifesté mi fe para recibirlo y sólo luego de eso una nueva vida empezó para mí, pasé a tener paz, alegría, una visión diferente y una fuerza sobrenatural que no me dejaba aceptar la vida de carencias que tenía.
Comencé a salir adelante, realicé el sueño de tener una carrera profesional como arquitecta, conquisté un excelente trabajo con una muy buena remuneración.
Dios bendijo mi vida sentimental, conocí a mi esposo quien también venció sus problemas a través de la fe. Nos casamos y juntos en la misma fe y objetivos conquistamos dos carros y nuestro propio departamento.
Yo no podía tener hijos, pero a través de un voto de fe, Dios me concedió el deseo de ser madre.
El Espíritu Santo ha sido mi guía, mi consejero y compañero de todos los días en esta caminata de la fe.