Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis. Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” San Juan 6:35-37
¿Cuántas son las personas que viven quejándose del por qué en sus vidas no sucede nada? Y hasta indican que quieren a Dios, que lo necesitan, que ya rezaron, oraron y pidieron a Él una respuesta y aún así nada…
El verdadero conflicto de muchos es que no lo están «buscando” como es debido, porque a pesar de Él ser Omnipotente, a Dios se Le busca y es necesario hacerlo en Su casa, es decir, en la Iglesia.
Y por falta de buscarlo estas personas están sintiéndose vacías, desesperadas, en fin, teniendo «hambre», o sea, son personas necesitadas. Y esto es evidente porque ese sufrimiento se refleja en el rostro, en su mirar, etc.
A diferencia de cuando uno tiene un encuentro con Dios, uno pasa a tener Vida, paz; una alegría a pesar de las luchas que pueda enfrentar y problemas que surjan; porque quien tiene a Jesus tiene todo.
PARA TENER UN ENCUENTRO CON DIOS ES NECESARIO ENTENDER QUE NO FUNCIONA CON APENAS DECIR «YO CREO», PERO SÍ CUANDO SE HACE UNA ENTREGA DE VERDAD, TOTAL EN EL ALTAR, ES COMO JESUS ENSEÑÓ «QUIEN DA, RECIBE…” Y CUANDO UNO PASA A ESTAR EN EL ALTAR, EL ALTAR NOS DA LA VIDA QUE NECESITAMOS.
Amigo lector no importa en qué condición usted se encuentre en este exacto momento, Dios da la oportunidad a todos aquellos que quieran una nueva vida con Él. Por eso, sin importar venza su pasado, sus complejos, sus debilidades, traumas, heridas, etc., porque Él te va a recibir, limpiar, consolar y dar una nueva vida basta usted dar el primer paso.