Dios llamó a Ezequiel, (un profeta del Antiguo Testamento) a un valle que estaba lleno de huesos secos.
Aquellos cuerpos que habían aguantado el calor del sol poco a poco se fueron secando, quedando solamente una pila de huesos de los cuales ni siquiera los perros se acercaban a comerlos.
Es triste que muchas personas en la actualidad no saben ni quienes son, la misma generación que Dios espera que esté llena de vida y vigor, llena de amor y deseo de servicio este hoy igual que estos huesos: SECOS Y MUERTOS. Sin dejar a un lado el tema de las religiones y los religiosos, iglesias llenas de personas, pero de gente sin vida, sin espíritu dentro de ellas; gente con vidas secas y vacías, sin motivo por el cual congregarse. El valle representaba a Israel, y hoy deseamos hacer un paralelismo con la generación de los últimos tiempos , que lo “común” es lo “normal”.
En el versículo de Ezequiel 37, Dios le mandó a Ezequiel que profetizara sobre los huesos, para que estos cobraran vida. En la generación de hoy necesitamos una verdadera profecía que venga de Dios, y la profecía más certera está en la Biblia.
Tras profetizarle, en estos huesos comienzan a nacer en ellos carne y tendones que los cubrieron. Comenzaron a construirse cuerpos sobre ellos y se formó un gran ejército. Así mismo, cuando empezamos a recibir la Palabra de Dios, comenzamos a notar que en nosotros va surgiendo una nueva criatura, un nuevo ser a la imagen de Dios.
Versículo 9 y 10 ya había carne sobre los huesos, ya no estaban secos, pero Dios manda a Ezequiel que profetice al espíritu para que el Espíritu de Dios llegase a los cuerpos y les diera vida. Y luego de profetizar, el Espíritu entró en ellos y comenzaron a mostrar indicios de vida. Hoy en la generación actual también puede estar llena de personas salvas por la Sangre de Cristo, pero el Espíritu Santo no llega a sus vidas y no dan lugar a la Palabra de Dios en sus corazones, son solamente cuerpos, aunque con figura definida, pero sin movimiento o vida alguna.
Del versículo 11 en adelante, vemos que lo que se había profetizado es verdad. Dios dice que los huesos representaban a Israel, y que ellos se creían secos y vencidos, ya sin esperanza y sin vida. Pero Dios prometió que abriría la sepultura espiritual de Israel y ellos conocerían así que Él era, es y será Dios.
En lugar de Israel, escribe tu nombre. Puede que te creas vencido, que no puedes dejar tu vida pasada, te sientes muerto y sin razón de vivir. Tu vida espiritual se ha secado, y no has sentido la verdadera Presencia de Dios desde hace mucho tiempo.
Pero hoy, sin importar dónde y cómo te encuentres, Él sigue enviando Su Palabra y Su Espíritu para vivificar al hombre. Las personas muertas pueden recobrar la vida, si tan solo vuelven o conocen a Dios. Por ese motivo la Iglesia Universal te invita a “El Día de la profecía” para preparar tu espíritu, llenarlo de vida y amor, sirviendo a Dios, para que cuando usted menos lo piense, el gran avivamiento vendrá sobre este mundo, y así seremos parte de Él.