Todos los milagros en las Sagradas Escrituras comenzaron con el propio hombre; el cincuenta por ciento del milagro le pertenece al hombre y el otro cincuenta por ciento Le pertenece al Señor.
Para que Jesús pudiera curar al leproso, primero él corrió y se lanzó a Sus pies, diciendo: “Si quieres, puedes limpiarme.” Y el Señor le respondió: “Quiero; sé limpio.” La primera parte del milagro dependió de que el leproso tomara la actitud de arrojarse a los pies del Señor y enseguida pidiera ayuda.
Como consecuencia de esto, el Señor Jesús completó Su parte curándolo.
En realidad existen cosas que nadie puede hacer por nosotros, a no ser nosotros mismos.
Por ejemplo: por más que el padre o la madre ame a su hijo, jamás podrán comer o beber por él. Existen muchas actitudes que son absolutamente personales e intransferibles, que nadie puede tomar por nosotros, ni Dios, ni los ángeles, ni los hombres en la Tierra y mucho menos el mal.
“Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían”, con seguridad el Libro de Hechos relata aquello, pues todo aquel que se acercaba a Pablo para ser tocado por sus vestiduras tenían fe para ser curados, de lo contrario no hubiesen existido los milagros.
La fe es algo individual, los sentimientos son individuales, la salvación es individual y los milagros también son individuales.
Acepte esta promesa, amigo lector. Tome posesión de su salud. No acepte la derrota, no se conforme pensando que ya no hay más salida para ella.
Nosotros somos la gloria de Dios en este mundo. Cuanto más victoriosos seamos, más Dios será glorificado, exaltado y magnificado.
Por 4 años padecí de fuertes dolores a los huesos, al punto de quedar postrada en cama
Repentinamente comencé a sentir fuerte dolores en los huesos, con el pasar del tiempo aquellos malestares se iban intensificando cada vez más.
Poco tiempo después acudí a un Centro de Salud, donde el especialista procedió a realizarme varios exámenes, sin embargo, en cada examen que me realizaban ellos no lograban dar con la causa y mucho menos el por qué de las molestias.
Sólo me daban medicamento para calmar los dolores, el cual resultaba, pero poco tiempo después volvian con más intensidad.
De esa manera estuve durante 4 años en el fondo del pozo, fue cuando llegué a una etapa en la cual no podía ni caminar y sólo pasaba acostada en una cama.
Cuando conocí la Iglesia Universal, vi varios testimonios de personas que fueron curadas a través de la fe y decidí ir sin pensar dos veces.
Al llegar recuerdo que hice el desafió con el Lienzo de los Milagros y con tan sólo colocar el Lienzo en mi cuerpo, los dolores cesaron por completo.
Hoy me siento muy bien, puedo hacer los quehaceres del hogar con normalidad y no siento ningún tipo de molestia. Sra. Giomar Parrales
Usted que busca un milagro y quiere la sanidad, acérquese este martes, reciba la oración del hombre de Dios y por la fe sea curado. En la Av.de Las Américas 305, al Norte de Guayaquil o en la Iglesia Universal más cercana a su hogar.