Jesús nos enseñó que nuestros ojos deben mirar siempre para Él, no sólo en los problemas o dificultades.
Este ha sido el gran error de muchos, colocar los ojos (la atención) en los problemas, pues éstos son eventos provocados por un mal para desviar su atención de quien realmente la merece, el Señor Jesús.
Es natural que los problemas le preocupen, agobien, que de cierta manera le aflijan y hagan sufrir en su interior, pero entienda, todo eso es apenas una distracción que el diablo provoca en su vida para que usted quite su atención de Jesús, ya que cuando fija su atención en Él, a parte de obtener las bendiciones que suplen sus necesidades humanas, por sobretodo obtendrá la más importante, la salvación de su alma.
¿Qué recompensa tendrá si sus ojos están fijos en los problemas y qué recompensa tendrá si los fija en el Señor Jesús?
Defina lo que quiere en relación a su vida espiritual y comunión con Dios. Pues si decide vivir en función de los problemas nunca será feliz, es decir, nunca tendrá la satisfacción de ser una persona realizada.
Muchos por no ser definidos con respecto a su vida con Dios han tenido que conformarse con ser felices eventualmente, es decir, por momentos.
De repente se preguntará ¿cómo ver a Jesús si es Espíritu? Simple, ¡cuando lea Su Palabra lo verá!
Muchos han creído que hacer oraciones por todo lo que les pasa es suficiente, y realmente orar es importante, pero lo esencial y vital para todos es la enseñanza que se recibe a través de la Palabra de Dios, por ejemplo, la educación que los padres dan a sus hijos es lo que ellos llevarán hasta la muerte, lo que prevalecerá es lo que uno aprende de la instrucción que recibe durante toda la vida.
Cuando fijamos nuestros ojos en la Palabra de Dios estamos siendo educados espiritualmente por Jesús acerca de como vivir en este mundo y ser agradables delante de Sus ojos.
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” Hebreos 12:1-2.
Amigo lector, despójese de aquello que le impide fijar sus ojos en Dios.