Durante la Palabra Amiga transmitida recientemente, el Obispo Edir Macedo habló sobre la diferencia de los nacidos de la carne y de los nacidos del Espíritu, de la necesidad de volver a Dios para que Él también se vuelva hacia nosotros.
«Dios es padre, y como padre quiere lo mejor para sus hijos. Sólo que no siempre los hijos quieren aceptar sus reglas, sus leyes, sus mandamientos y obedecerlos. Por eso, es difícil la relación entre Dios y las personas «, destacó el Obispo.
Él citó el ejemplo de Nicodemo, que era un hombre de carácter, extremadamente religioso y fiel a su religión, pero era sincero y deseaba conocer al Señor Jesús, por eso fue a su encuentro.
«Jesús respondió: De cierto, de cierto te digo, que el que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne es carne, y lo que es nacido del Espíritu es espíritu.» Mateo 2.5,6
Nicodemo era nacido de la carne, así como todo ser humano, con la excepción de Adán y Eva que fueron creados por Dios, y del Señor Jesús que fue generado por el Espíritu Santo, por eso tenía dos naturalezas: la humana (pura) y la Divina, explicó el Obispo Macedo. «Vemos ahí la diferencia entre el nacimiento del primer Adán y el nacimiento del segundo Adán, que es Jesús», aclaró.
Cuando la persona es bautizada con el Espíritu Santo, ella es generada por Él, es decir, nace del Espíritu y, al igual que Jesús, pasa a tener las dos naturalezas: la humana y la Divina.
«Eso es muy glorioso. ¿Cómo puede una persona nacer del Espíritu siendo pecadora? Es la misericordia de Dios que hace eso, es el bautismo en el Espíritu Santo que lo hace «, subrayó el Obispo Macedo.
De ahí la importancia del Ayuno de Daniel: para que la persona reciba el Espíritu Santo y entienda lo que es ser Espíritu, lo que es tener la naturaleza divina. «Cuando la persona nace del Espíritu Santo, ella tiene condiciones de perdonar, de dar la otra cara, andar la segunda milla, ella tiene hasta condiciones de orar por sus enemigos. En fin, ella tiene todas las condiciones que tuvo Jesús, que enfrentó a sus acusadores de forma espiritual, no de la forma en que lo acusaban «, destacó.
Sólo aquellos que nacieron del Espíritu tienen la paz de Dios dentro de sí. Los nacidos de la carne están envueltos por la duda, el miedo, la angustia, la tristeza y la depresión. Pero los nacidos del Espíritu tienen una vida diferenciada.
Aproveche este Ayuno de Daniel para centrarse exclusivamente en su vida espiritual y buscar a Aquel que puede proporcionarle la verdadera felicidad, porque sin el Espíritu de Dios es imposible ser feliz.
«Usted puede tener todo el dinero del mundo, pero sólo le puede dar comodidad material. Él no compra felicidad, no compra una boda feliz, el amor, la paz. El Espíritu Santo es la riqueza incalculable e invisible que el Padre nos da por medio de nuestra fe en el Señor Jesús «, añadió el Obispo.