“Comencé a envolverme con amistades que hacían cosas equivocadas, a fumar pues pensaba que era algo que me iba a dar felicidad al ver que aquello no me satisfacía, conocí las fiestas rave, y poco a poco comencé a tornarme una persona depresiva y llegué al punto de beber hasta más no poder. Un día me recuerdo que estaba en la casa y de repente comencé a sentir unas punzadas en el corazón y recuerdo que el dolor era intenso casi muero en los brazos de mi madre, ella usó su fe e hizo una oración por mí. A partir de ese día decidí participar fui orientada hacer las cadenas de liberación. Cada orientación que recibía, yo lo hacía, después de varios meses, me dí cuenta que ya no sentía el vacío y había descubierto la verdadera felicidad en Dios. Hoy tengo paz ya no veo ni escucho voces de la anda, fui liberada de todo lo que me atormentaba”