“Y serán para mí especial tesoro, ha dicho el Señor de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve”. (Malaquías 3:18)
¿Qué posee Dios? Absolutamente todo, sin embargo, Él es tan maravilloso que dice que usted es un especial tesoro, así es como Él quiere verle.
Si su vida está en las manos de Dios, ¿quién le tocará? ¿Cómo sería su vida? Con toda seguridad sería Diferente, sin embargo ¿cómo está su vida? ¿Tiene alegría, prosperidad, una familia bendecida con la que le da gusto estar todo el tiempo?, o ¿usted es una persona triste, que no tiene placer en vivir?
Muchos preferirían estar muertos debido a tantos problemas, sin embargo lo único que necesitan es entregarse a Dios por completo, entonces la Promesa que Él hizo de hacer la diferencia se cumplirá en sus vidas.
Sólo aquellos que cargan dentro de sí el Espíritu Santo son diferentes, se destacan porque Dios está con ellos.
No existe manera de cambiar su vida, si este cambio no sucede primero en su interior y ésto sólo Dios es capaz de realizar.
“Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve”. (Malaquías 3: 19)
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Me refugiaba en el trabajo para no sentirme vacía, pero no funcionaba…
Era una persona triste y vacía; me refugiaba en el trabajo intentando llenar ese vacío, pero nada era suficiente. Por causa de eso, veía problemas en todo. No conseguía tener paz ni unión familiar, pues guardaba resentimiento contra mi esposo, ya que por la distancia hubo infidelidad de ambos. Además, tenía problemas espirituales, insomnio y pesadillas.
Un día mi hermana me invitó a la Iglesia Universal, pero no lo llevaba en serio, hasta que entendí que lo único que necesitaba era a Dios. Me entregué por completo a Él, empecé a obedecer Su Palabra, me arrepentí de todo lo malo que había hecho, me bauticé en las aguas, mi forma de ver a las personas y la vida cambió. Participé de varias campañas de Israel y pasé a buscar el Espíritu Santo, cuando lo recibí supe que también había recibido paz, amor, alegría y todo lo que necesitaba para ser guiada y alcanzar una vida plena en todos los sentidos. Mi matrimonio y familia fueron restaurados, me casé con mi esposo, hoy disfrutamos de una relación maravillosa y Dios me dio sabiduría para guiar a mis hijos.
El Espíritu Santo completo mi interior y me dio estabilidad en todas las áreas de mi vida.
•• Sra. Jacqueline Anchundia