“Repentinamente comencé a sentir un dolor en la cabeza. Después de unos minutos comencé a sentir el cuerpo muy débil y lo único que logré fue recostarme en la cama y esperar para que me lleven al hospital, estando allá procedieron a realizarme exámenes los cuales mostraron un sangrado en el cerebro, el médico me indicó que era una aneurisma cerebral, también comentó que había una posibilidad de perder la visión de uno de mis ojos. Todo eso hizo que me entristeciera pues aunque procedieran con la operación iba a quedar con secuelas.
Dentro del hospital yo escuchaba por la radio la programación y un día antes de la operación coloqué toda mi vida en las manos de Dios pues sabía que Él iba a estar en el control de todo y así fue, cuando salí del quirófano los médicos quedaron sorprendidos pues mi recuperación fue muy rápida y no tuve ningún tipo de complicación o secuelas.
Gracias a Dios mi salud fue restaura” Sra. María.