Yo creo que después de mis últimos artículos, ya has podido entender un poco sobre lo que es ser un indignado. En el mensaje de hoy veremos las consecuencias de ello. Presta atención:
“Os digo, que a cualquiera que tiene, más le será dado, pero al que no tiene, aún lo que tiene se le quitará”. (Lucas 19:26)
“A quien tiene”, pero, ¿a quién tiene qué?: ¡Indignación! A este se le dará más. Pero, ¿por qué? Imagina cómo actúas frente a estas cosas:
– Injusticias
– Maldades
– Mal hecho
– Enfermedad
– Miseria
– Separación
– Destrucción
– Sabotaje
– Falsedad
– Soledad
– Problemas
¡Frente a estas situaciones nadie puede quedarse de brazos cruzados!, y por eso las injusticias se convierten en justicia. La maldad se convierte en bondad. Lo mal hecho en bien hecho. La enfermedad en salud. La miseria en prosperidad. La separación en unión. La destrucción en construcción El sabotaje en honestidad. La falsedad en sinceridad. La soledad en compañía. Los problemas en soluciones.
Ahora bien, ¿qué puede decir el acomodado? Hasta lo que tiene le será quitado, o sea, ya está mal y aún quedará peor, y no podrá culpar a nadie.
Es muy fácil echarle la culpa a los demás e ignorar que necesitas indignarte contra una situación. Piensa un poco, ¿estás haciendo todo lo que realmente puedes hacer? ¿Crees que no puedes ir a por más? ¿Tu vida va a parar sólo por eso? ¿Qué pierdes por actuar diferente?
Tu vida va a seguir igual si realmente es lo que quieres, pues tú eres el dueño de la misma. Dependiendo de tu situación al leer este mensaje, ahora mismo puedes continuar haciendo lo mismo o…
Al indignado le será añadido de lo positivo, y todo empezará a ser diferente…