La Inteligencia Arti- cial (IA), dejó de ser solo el guión de una película de ciencia ficción, ahora ya es una realidad. La (IA) ha sido usada para intentar suplir las necesidades humanas, como la de relacionarse. Si antes la tecnología se restringía a las apps de citas que sugieren personas con perfiles compatibles, hoy en día hay quienes buscan de verdad una relación con un robot. Parece absurdo, pero este tipo de relación ha sido recurrente.
La norteamericana Rosanna Ramos, de 36 años, creó un compañero digital en base a sus propias preferencias. La relación se volvió tan seria que la mujer se casó con el robot. “Nunca he estado tan enamorada de alguien…”, declaró, justificando su pasión por el hecho de que su nuevo esposo “no la juzga”, y no la obliga a “lidiar con su familia, hijos o amigos”.
La psicóloga Donzila Aveiro explica que el ser humano siempre está buscando sentirse aceptado sin recriminaciones. “Las relaciones entre el hombre y la máquina apuntan a la necesidad humana de sentirse realizado, L a la búsqueda de la felicidad. En un mundo carente de empatía, la tecnología se presenta como una alternativa ‘segura’”.
La (IA) es un mecanismo que “aprende”, es decir, se hace a la medida para complacer al usuario. Al no haber emoción, ni sentimiento involucrado en las palabras de los robots, pueden despertar en el ser humano algunas sensaciones. Ese impacto aleja cada vez más a la persona de la vida social.
Solo a través de la fe es posible restaurar los traumas del pasado y no llevar las inseguridades o heridas a nuestras próximas relaciones. Necesitas buscar la ‘sanación interior’ para llenar el vacío interior. Y ciertamente Dios es el mejor médico para restaurarnos.