Dios no quiere solamente atender las necesidades del ser humano y resolver sus problemas, amigo lector, Él tiene un propósito con cada uno. Pero cabe a nosotros creer en esto, pues la obra que el Espíritu Santo empezó, Él la terminará, para esto, debemos permitirle que Él nos guie.
Cuando reconocemos que sin Dios no podemos vivir, Él pasa a completar Su Obra en nuestra vida, dándonos Su Espíritu, sólo así pasamos a ser una fuente rebosante, que trasmite vida para todo lo que nos rodea.
No es difícil identificar cuando se es una fuente de vida o una fuente de muerte, eso se nota en nuestra forma de actuar y hablar; el pesimismo, negativismo, desconfianza en todo, siempre en contra, nunca a favor, no aceptar nada, y cuando habla sólo transmite desánimo, tales actitudes sólo corroboran que no se es una fuente de agua viva, pues la boca expulsa lo que hay dentro de cada persona, como dice Mateo 12:34.
Amigo(a) no gaste sus energías desahogándose con cuanta persona le pasa por enfrente, desahóguese y cuéntele su sentir al Único que le puede ayudar, Dios. Cabe a uno decidir qué agua va a beber, la del mundo o el agua de vida que el Señor Jesús le quiere dar.
Esa agua de vida que Jesús le quiere dar, es el Espíritu Santo, cuando lo reciba tendrá todo lo que le hace falta para vencer, obtendrá los medios para alcanzar sus objetivos, porque el Espíritu Santo le capacitará y le fortalecerá delante de cualquier adversidad, porque los problemas nunca dejarán de venir, pero con el Espíritu Santo adentro de sí, estará listo para enfrentar, solucionar y obtener la victoria.
Dios es el Único que tiene poder para resolver todos nuestros problemas, cuando pasamos a entender esto, pasamos también a utilizar todas nuestras fuerzas para buscar a este Dios.
Dificultades, siempre habrá, pero después de beber del Agua Viva que es Jesús, habrá una diferencia, usted vencerá todas las barreras.