La rabia es la raíz de creencias falsas. Cuando una persona es dominada por la rabia, con el tiempo se torna odio. Y ese odio desarrolla creencias para apoyarse y justificarse.
Si yo siento rabia por Fulano, y me dejo consumir por ella, ciertamente, en breve odiaré a Fulano. Y mi odio comenzará a buscar razones para justificarse. “Mira la forma de la que Fulano habla. Esa carita de santo no me engaña… Con certeza es una persona del mal…”.
Pero el mal real está adentro de quien está consumido por el odio. Ese sentimiento lo puso en un mundo paralelo, donde él es un jovencito victimizado, perseguido, y el Fulano es el delincuente. ¡Cuán creativa y destructiva al mismo tiempo es la rabia!
Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo… – Efesios 4:26