“Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.” Lucas 14:26-27
Lo que el Señor Jesús está enseñando en el versículo antes mencionado, no es para provocar la división entre la familia como algunos interpretan, lo que Él quiere decir, es que quien está dispuesto a Seguirlo tendrá que pasar por momentos, en que por agradar a Dios verá a otros a su alrededor insatisfechos por su decisión, pues el mundo no le ovacionará ni se alegrará porque usted tomó la decisión de entregarse a Jesús, infelizmente no será así.
Es muy común ver a personas yendo a los brujos a realizar algún trabajo, y cuando alguien se entera de esto, les preguntan como les fue y qué tal estuvo la cita, o sea no juzgan ni condenan, en cambio, cuando el asunto es que fueron a la Iglesia a buscar al Señor Jesús, son criticadas y aconsejadas a dejar de ir porque se volverán fanáticas, en finn, en nuestros días lo malo, está correcto y lo que es bueno, te lleva a enfrentar el rechazo de muchos.
Amar a Dios por encima de todo en primer lugar no quiere decir que usted, a propósito aborrecerá a su esposa, hijos, familiares, definitivamente no, pero quiere decir, que por causa de su fe en Él llegue a ser perseguido, calumniado, criticado por los miembros de su familia, en esos momentos si su amor a Jesús fuera sincero, Él permanecerá como el primero en su vida.
Amigo lector, la mayoría de las personas que vienen hasta el Señor Jesús, están preparadas para tomar pequeñas decisiones para recibir Sus bendiciones tales como: Pasar a frecuentar la iglesia, dar ofrendas, orar, ayunar, dejar de fumar, beber, dejar de frecuentar ciertos lugares, cambiar su vocabulario, dejar de hablar malas palabras, adoptar un lenguaje cristiano, bautizarse en las aguas, ayudar a los necesitados y evangelizar.
Sin embargo, no están preparados para tomar las GRANDES DECISIONES, necesarias para garantizar de hecho la salvación, el bautismo en el Espíritu Santo y una vida cristiana ejemplar: Desagradar a las personas que más aman y también a sí mismo, para agradar al Señor Jesús.
Por eso muchos comienzan la caminata de la fe, pero no la terminan.
Debemos tomar grandes decisiones, cuando el objetivo es salvar nuestra alma y pasar la eternidad con Dios.
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