Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. (Juan 3:19-21)
Quien vive en las tinieblas aborrece la luz, ya que en las tinieblas se puede esconder todo lo incorrecto. Muchos están en la oscuridad por elección propia, por eso viven en la maldición. por otro lado, también existen aquellos que están en las tinieblas, viviendo en medio de maldiciones, pero están buscando la luz. Esa luz es Jesús, el Único que puede acabar con el sufrimiento de estas personas.
Dios opera con la fe y la obediencia. El diablo trabaja con las emociones. Quien busca las emociones, está buscando maldiciones para su vida.
Usted escoge, la maldición o la bendición. La fe obediente o las emociones de este mundo.
Es imposible vivir sembrando semillas en las tinieblas y querer recoger los frutos de una vida en la Luz. Quién desea una vida de bendición, debe salir del ambiente de las tinieblas y entrar en el ambiente de Dios, que es la Luz. Para eso es necesario dejar las emociones a un lado, pues el fruto de una vida bendecida está resumida en una única palabra, OBEDIENCIA.
Existen personas que en poco tiempo aprendieron a obedecer y sus vidas se tornaron una bendición. Otros, llenos del conocimiento de la verdad, viven en la mentira, en el pecado, en la desobediencia y como consecuencia en la maldición.
Quien está bajo la maldición, vive aparentando que “todo esta bien”. Esto dificulta más la bendición de Dios en su vida.
Es mejor conocer una palabra y obedecer, que conocer toda la Biblia y no practicar nada.
El diablo tiene conocimiento de las verdades Bíblicas, sin embargo, es el padre de la maldición. El único camino para recibir la salvación y la bendición es la OBEDIENCIA.
La persona maldecida es rechazada por todos, ya que nadie quiere estar al lado de alguien así. Pero Dios está al lado de los que están maldecidos, invitándolos al Monte de la Bendición. Pero no depende sólo de Dios, sino de que usted crea y quiera salir de esa vida de maldición.
Cuando la bendición entra en su vida ella cambia su interior y se extiende a todas las áreas.
No hay bendición sin sacrificio. Es necesario renunciar a todo lo que atrae la maldición y sacrificar por la bendición; tener fe no es suficiente, hay que tener coraje para hacer el sacrificio de renunciar a todo.