El milagro de una nueva vida sigue el mismo modelo del nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios: María fue envuelta por el Espíritu del Altísimo, y entonces Jesús fue concebido.
Dicen que toda criatura nacida es hijo de Dios, pero eso no es cierto. Para ser un hijo de Dios es necesario nacer del agua y del Espíritu. Así como María fue cubierta por la sombra de Dios y concibió una nuevo ser, Jesús el hijo de Dios, eso es lo que acontece cuando la sombra del Espíritu Santo viene sobre una persona, ella nace del Espíritu.
Treinta años más tarde, Jesús le enseñó a un maestro religioso cómo ser verdaderamente hijo de Dios.
“… el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.” Juan 3:5
Nicodemo era un maestreo religioso que conocía la ley, pero no conocía a Dios.
Infelizmente hay muchos personas que conocen la Biblia, que se creen muy espirituales, muy religiosos, pero se encuentran vacías, no conocen realmente a Dios, ¿por qué? Porque ellos aun viven en la practica del pecado, la mentira, el engaño, maldiciendo, guardando odio, rencores, etc. Por un lado ellos dicen conocerlo pero por otro muestran actitudes totalmente contrarias.
Con Dios es necesario mucho más que solamente pensar en “soy”, con Dios usted tiene que verdaderamente ser hijo de Dios. Quien es hijo de Dios se preocupa por agradarle.
El nacer del agua implica el cambio de los pensamientos humanos por los de Dios. El agua Divina lava los pensamientos inútiles y da lugar a los pensamientos vivos de Dios.
Por su parte el nacer del Espíritu ocurre conforme el relato del ángel a la virgen María:
“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con Su sombra…” Lucas 1:35 Es lo que tiene que suceder con todos.
Todos los que, con humildad, creen en la Palabra de Dios. Es esa humildad que permite que el Espíritu Santo venga a su vida, que le cubra y le transforme en una nueva criatura.
Nacer del agua implica un arrepentimiento sincero, un cambio de pensamiento, carácter y conducta que se inicia después del bautizo en las aguas, y entrega, viviendo una vida en comunión con Dios, entonces no hay nada en el corazón que impida el fluir del Espíritu, allí es derramado el Espíritu Santo en su interior y genera una nueva criatura que se convierte en un hijo para Él.
Debido a eso, el ser santo que ha de nacer será llamado hijo de Dios.
Para complementar eso, el Espíritu Santo, a través de Pablo afirma:
“Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él.” Romanos 8:9
La pregunta es: ¿usted ya recibió el Espíritu de Cristo?