Empecé a tener muchos problemas, y cada día estos crecían más y más, no veía una solución para ellos.
Mi esposa se enfermó de tromboebitis, que son coágulos alojados en las venas y era necesario que estuviera en reposo absoluto.
Al ver que estaba muy mal, no tuve otra opción que dejar mis negocios en las manos de mis empleados, pues quise dedicarme a cuidarla.
Por no estar al frente de mi fuente de ingresos, los problemas financieros no se hicieron esperar, ya que las cuentas por pagar eran demasiadas y los ingresos insuficientes. Llegué al punto de tener una deuda millonaria, que me resultaba imposible pagar.
El tiempo pasaba y no veía una solución, aunque mi esposa estaba en tratamiento, no mejoraba y cada día mi negocio decaía y seguía endeudado. Todo eso provocó que perdiera las ganas de vivir.
Fue así que llegué a la Iglesia Universal, a medida que iba participando de las reuniones iba aprendiendo a usar mi fe. Cuando participé por primera vez en la reunión mi ánimo se renovó, tuve fe para luchar por la salud de mi esposa y el cambio en mis nanzas. La Campaña de Israel fue vital en ese proceso, allí le demostré a Dios mi confianza en Su Poder.
Mi fe en Dios provocó los milagros, mi esposa fue sanada completamente y logré pagar mi deuda.
En la actualidad soy un empresario exitoso, cada día mi empresa crece más y más, he tenido la oportunidad de viajar a distintos países, Dios me hace pleno en todos los sentidos.
Sr. César Sánchez