Conocer la Biblia es muy importane para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
2° Samuel 4
1 Cuando oyó Is-boset, hijo de Saúl, que Abner había sido muerto en Hebrón, se amedrentó, y todo Israel se turbó.
2 Y el hijo de Saúl tenía dos hombres que eran jefes de bandas: el nombre de uno era Baana, y el del otro Recab, hijos de Rimón beerotita, de los hijos de Benjamín (porque Beerot es también considerado parte de Benjamín,
3 pues los beerotitas habían huido a Gitaim y han sido forasteros allí hasta el día de hoy).
4 Y Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo lisiado de los pies. Este tenía cinco años cuando de Jezreel llegaron las noticias de la muerte de Saúl y Jonatán, y su nodriza lo tomó y huyó, pero sucedió que en su prisa por huir, él se cayó y quedó cojo. Su nombre era Mefiboset.
5 Y los hijos de Rimón beerotita, Recab y Baana, fueron y entraron en la casa de Is-boset en el calor del día, mientras él dormía la siesta.
6 Y llegaron hasta la mitad de la casa como si fueran a buscar trigo, y lo hirieron en el vientre; y Recab y su hermano Baana escaparon.
7 Habían entrado en la casa mientras Is-boset estaba acostado en su lecho, en su alcoba; lo hirieron y lo mataron, y le cortaron la cabeza. Y tomando su cabeza, anduvieron toda la noche camino del Arabá.
8 Trajeron la cabeza de Is-boset a David en Hebrón, y dijeron al rey: He aquí la cabeza de Is-boset, hijo de tu enemigo Saúl, el que buscaba tu vida; de esta manera el Señor ha concedido hoy a mi señor el rey venganza sobre Saúl y sus descendientes.
9 Respondiendo David a Recab y a su hermano Baana, hijos de Rimón beerotita, les dijo: Vive el Señor que ha redimido mi vida de toda angustia,
10 que cuando uno me avisó, diciendo: “He aquí, Saúl ha muerto”, pensando que me traía buenas noticias, yo lo prendí y lo maté en Siclag, lo cual fue el pago que le di por sus noticias.
11 ¿Cuánto más, cuando hombres malvados han matado a un hombre justo en su propia casa y sobre su cama, no demandaré ahora su sangre de vuestras manos, borrándoos de la tierra?
12 Y David dio una orden a los jóvenes, y ellos los mataron y les cortaron las manos y los pies y los colgaron junto al estanque en Hebrón. Pero tomaron la cabeza de Is-boset y la sepultaron en el sepulcro de Abner, en Hebrón.
2° Samuel 5
1 Entonces todas las tribus de Israel fueron a David, en Hebrón, y dijeron: Henos aquí, hueso tuyo y carne tuya somos.
2 Ya de antes, cuando Saúl aún era rey sobre nosotros, eras tú el que guiabas a Israel en sus salidas y entradas. Y el Señor te dijo: “Tú pastorearás a mi pueblo Israel, y serás príncipe sobre Israel.”
3 Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo un pacto con ellos en Hebrón delante del Señor; luego ungieron a David como rey sobre Israel.
4 Treinta años tenía David cuando llegó a ser rey, y reinó cuarenta años.
5 En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá.
6 Y el rey y sus hombres fueron a Jerusalén contra los jebuseos, los habitantes de la tierra, y éstos dijeron a David: No entrarás aquí; aun los ciegos y los cojos te rechazarán; pues pensaban: David no puede entrar aquí.
7 No obstante, David conquistó la fortaleza de Sion, es decir, la ciudad de David.
8 Y dijo David aquel día: Todo el que quiera herir a los jebuseos, que suba por el túnel del agua y llegue a los cojos y a los ciegos, a los cuales el alma de David aborrece. Por eso se dice: Ni los ciegos ni los cojos entrarán en la casa.
9 David habitó en la fortaleza, y la llamó la ciudad de David. Y edificó David la muralla en derredor desde el Milo hacia adentro.
10 David se engrandecía cada vez más, porque el Señor, Dios de los ejércitos, estaba con él.
11 Y envió Hiram, rey de Tiro, mensajeros a David con madera de cedros, carpinteros y canteros, y construyeron una casa para David.
12 Y comprendió David que el Señor lo había confirmado por rey sobre Israel, y que había exaltado su reino por amor a su pueblo Israel.
13 Después que vino de Hebrón, David tomó más concubinas y mujeres de Jerusalén; y le nacieron a David más hijos e hijas.
14 Estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón,
15 Ibhar, Elisúa, Nefeg, Jafía,
16 Elisama, Eliada y Elifelet.
17 Al oír los filisteos que David había sido ungido rey sobre Israel, todos los filisteos subieron a buscar a David; y cuando David se enteró, bajó a la fortaleza;
18 y los filisteos llegaron y se esparcieron por el valle de Refaim.
19 David consultó al Señor, diciendo: ¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y el Señor dijo a David: Sube, porque ciertamente entregaré a los filisteos en tu mano.
20 David fue a Baal-perazim, y allí los derrotó; y dijo: El Señor ha abierto brecha entre mis enemigos delante de mí, como brecha de aguas. Por eso llamó a aquel lugar Baal-perazim.
21 Y ellos abandonaron allí sus ídolos, y David y sus hombres se los llevaron.
22 Después los filisteos subieron de nuevo, y se esparcieron por el valle de Refaim.
23 Cuando David consultó al Señor, El dijo: No subas directamente; da un rodeo por detrás de ellos y sal a ellos frente a las balsameras.
24 Y cuando oigas el sonido de marcha en las copas de las balsameras, entonces actuarás rápidamente, porque entonces el Señor habrá salido delante de ti para herir al ejército de los filisteos.
25 David lo hizo así, tal como el Señor le había ordenado, e hirió a los filisteos desde Geba hasta Gezer.
1° Corintios 15
1 Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes,
2 por el cual también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano.
3 Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
4 que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
5 que se apareció a Cefas y después a los doce;
6 luego se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales viven aún, pero algunos ya duermen;
7 después se apareció a Jacobo, luego a todos los apóstoles,
8 y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí.
9 Porque yo soy el más insignificante de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, pues perseguí a la iglesia de Dios.
10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí.
11 Sin embargo, haya sido yo o ellos, así predicamos y así creísteis.
12 Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
13 Y si no hay resurrección de muertos, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado;
14 y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también vuestra fe.
15 Aún más, somos hallados testigos falsos de Dios, porque hemos testificado contra Dios que El resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.
16 Pues si los muertos no resucitan, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado;
17 y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es falsa; todavía estáis en vuestros pecados.
18 Entonces también los que han dormido en Cristo han perecido.
19 Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los más dignos de lástima.
20 Mas ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron.
21 Porque ya que la muerte entró por un hombre, también por un hombre vino la resurrección de los muertos.
22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo en su venida;
24 entonces vendrá el fin, cuando El entregue el reino al Dios y Padre, después que haya abolido todo dominio y toda autoridad y poder.
25 Pues Cristo debe reinar hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.
26 Y el último enemigo que será abolido es la muerte.
27 Porque Dios ha puesto todo en sujecion bajo sus pies. Pero cuando dice que todas las cosas le están sujetas, es evidente que se exceptúa a aquel que ha sometido a El todas las cosas.
28 Y cuando todo haya sido sometido a El, entonces también el Hijo mismo se sujetará a aquel que sujetó a El todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
29 De no ser así, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos? Si de ninguna manera los muertos resucitan, ¿por qué, entonces, se bautizan por ellos?
30 Y también, ¿por qué estamos en peligro a toda hora?
31 Os aseguro, hermanos, por la satisfacción que siento por vosotros en Cristo Jesús nuestro Señor, que cada día estoy en peligro de muerte.
32 Si por motivos humanos luché contra fieras en Efeso, ¿de qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos.
33 No os dejéis engañar: “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.”
34 Sed sobrios, como conviene, y dejad de pecar; porque algunos no tienen conocimiento de Dios. Para vergüenza vuestra lo digo.
35 Pero alguno dirá: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Y con qué clase de cuerpo vienen?
36 ¡Necio! Lo que tú siembras no llega a tener vida si antes no muere;
37 y lo que siembras, no siembras el cuerpo que nacerá, sino el grano desnudo, quizás de trigo o de alguna otra especie.
38 Pero Dios le da un cuerpo como El quiso, y a cada semilla su propio cuerpo.
39 No toda carne es la misma carne, sino que una es la de los hombres, otra la de las bestias, otra la de las aves y otra la de los peces.
40 Hay, asimismo, cuerpos celestiales y cuerpos terrestres, pero la gloria del celestial es una, y la del terrestre es otra.
41 Hay una gloria del sol, y otra gloria de la luna, y otra gloria de las estrellas; pues una estrella es distinta de otra estrella en gloria.
42 Así es también la resurrección de los muertos. Se siembra un cuerpo corruptible, se resucita un cuerpo incorruptible;
43 se siembra en deshonra, se resucita en gloria; se siembra en debilidad, se resucita en poder;
44 se siembra un cuerpo natural, se resucita un cuerpo espiritual. Si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual.
45 Así también está escrito: El primer hombre, Adán, fue hecho alma viviente. El último Adán, espíritu que da vida.
46 Sin embargo, el espiritual no es primero, sino el natural; luego el espiritual.
47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre es del cielo.
48 Como es el terrenal, así son también los que son terrenales; y como es el celestial, así son también los que son celestiales.
49 Y tal como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
50 Y esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni lo que se corrompe hereda lo incorruptible.
51 He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados
52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
54 Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Devorada ha sido la muerte en victoria.
55 ¿Donde esta, oh muerte, tu victoria? ¿Donde, oh sepulcro, tu aguijon?
56 El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley;
57 pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
58 Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
Ezequiel 13
1 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
2 Hijo de hombre, profetiza contra los profetas de Israel que profetizan, y di a los que profetizan por su propia inspiración: “Escuchad la palabra del Señor.
3 “Así dice el Señor Dios: ‘¡Ay de los profetas necios que siguen su propio espíritu y no han visto nada!
4 ‘Como zorras entre ruinas han sido tus profetas, oh Israel.
5 ‘No habéis subido a las brechas, ni habéis levantado un muro alrededor de la casa de Israel, para que pueda resistir en la batalla en el día del Señor.
6 ‘Han visto falsedad y adivinación mentirosa los que dicen: “El Señor declara”, cuando el Señor no los ha enviado; no obstante, esperan el cumplimiento de su palabra.
7 ‘¿No habéis visto una visión falsa y habéis hablado una adivinación mentirosa cuando decís: “El Señor declara”, y yo no he hablado?’”
8 Por tanto, así dice el Señor Dios: Por cuanto habéis hablado falsedad y habéis visto mentira, por tanto, he aquí, yo estoy contra vosotros —declara el Señor Dios.
9 Y estará mi mano contra los profetas que ven visiones falsas y hablan adivinaciones mentirosas. No estarán en el consejo de mi pueblo, no serán inscritos en el libro de la casa de Israel, ni entrarán en la tierra de Israel; y sabréis que yo soy el Señor Dios.
10 Sí, porque han engañado a mi pueblo, diciendo: “¡Paz!”, cuando no hay paz. Y cuando alguien edifica un muro, he aquí, ellos lo recubren con cal;
11 di, pues, a los que lo recubren con cal, que caerá; vendrá una lluvia torrencial y caeréis vosotras, piedras de granizo, y se desencadenará un viento huracanado.
12 He aquí, cuando el muro haya caído, ¿no se os preguntará: “¿Dónde está la cal con que lo recubristeis?”
13 Por tanto, así dice el Señor Dios: En mi enojo haré que un viento huracanado se desencadene; también por mi ira vendrá una lluvia torrencial y granizo para consumirlo con furor.
14 Así derribaré el muro que habéis recubierto con cal, lo echaré a tierra y quedará al descubierto su cimiento. Y cuando caiga, seréis destruidos en medio de él; y sabréis que yo soy el Señor.
15 Desahogaré así mi furor contra el muro y contra los que lo han recubierto con cal, y os diré: “No existe el muro ni existen los que lo recubrieron,
16 ni los profetas de Israel que profetizaban acerca de Jerusalén y que veían para ella visiones de paz cuando no había paz” —declara el Señor Dios.
17 Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo que profetizan por su propia inspiración, profetiza contra ellas
18 y di: “Así dice el Señor Dios”: ‘¡Ay de las que cosen cintas mágicas para todas las coyunturas de la mano y hacen velos para las cabezas de personas de toda talla con el fin de cazar almas! ¿Cazaréis las vidas de mi pueblo y preservaréis vuestras vidas?
19 ‘Me habéis profanado ante mi pueblo por puñados de cebada y por pedazos de pan, dando muerte a algunos que no debían morir y dejando con vida a otros que no debían vivir, mintiendo a mi pueblo que escucha la mentira.’”
20 Por tanto, así dice el Señor Dios: He aquí, yo estoy contra vuestras cintas mágicas con las que allí cazáis vidas como aves; las arrancaré de vuestros brazos y dejaré ir las vidas, las vidas que cazáis como aves.
21 También rasgaré vuestros velos y libraré a mi pueblo de vuestras manos, y no serán más presa en vuestras manos; y sabréis que yo soy el Señor.
22 Porque habéis entristecido el corazón del justo con falsedad, cuando yo no lo he entristecido, y habéis fortalecido las manos del impío para que no se aparte de su mal camino a fin de preservar su vida,
23 por tanto, no veréis más visiones falsas ni practicaréis más la adivinación, y libraré a mi pueblo de vuestra mano; y sabréis que yo soy el Señor.