¿SE HA DADO CUENTA QUE MUCHAS COSAS QUE LE SUCEDÍAN A SUS PADRES, LE ESTÁN PASANDO A USTED?
Estos no son casos aislados. Las “coincidencias” como estas son más comunes de lo que muchos se imaginan. Hay casos de familias enteras marcadas por tragedias como separaciones, miseria, asesinatos, suicidios y enfermedades. ¿Fatalidad?, ¿una infeliz coincidencia? O ¿una maldición hereditaria? Sin embargo, toda maldición tiene un origen. No surge repentinamente en la vida de las personas. “… Yo visito en los hijos la maldad de los padres que me aborrecen, hasta la tercera y cuarta generación.”, (Éxodo 20:4-5). No se trata de religiosidad o superstición, sino de algo real, que ha destruido la vida de aquellos que no tienen la protección de Dios. Muchos han sufrido por causa de una maldición hereditaria y no lo saben. El mal actúa en la vida de las personas de varias maneras, y una de ellas es por herencia. El obispo Edir Macedo, explica que el hecho de que la persona nunca se haya involucrado con los espíritus o que profese una religión cristiana no impide que los demonios se apoderen de ella. En muchos casos, un espíritu era el “señor” del cuerpo del padre o de la madre que falleció y busca ahora apoderarse del hijo o de la hija para continuar su obra maligna. Solamente el poder de Dios es capaz de romper todas las maldiciones. Está escrito: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” Santiago 4:7 “Mientras que nosotros no determinemos que el mal salga, no lo resistamos, él prevalecerá en nuestra vida. No se trata de religión, sino de restauración, transformación de vida, cancelación de maldición”, arma el obispo. Si usted siente que es víctima de una maldición hereditaria, participe este viernes de la Reunión de Liberación para romperla. A las 7, 10, 15 y 19 h, en la Iglesia Universal más cercana a su hogar, acceda aquí.