Se da voluntaria o involuntariamente, cuando una persona dice algo sobre otra, está profetizando sobre el futuro de esa persona, y las palabras dichas se convierten en realidades alegres o tristes. Es así que se forman las maldiciones en la vida del ser humano, muchas veces vienen de nuestros seres queridos, aquellos que comparten con nosotros su día a día.
Vemos a muchas madres, por el furor del enojo o por broma, decir cosas desagradables a sus hijos, lo que no saben es que esas palabras dichas se convierten en una maldición, que sólo traerá dolor y sufrimiento.
Si damos un vistazo a la sociedad, en cada rincón vemos a personas peleando, insultándose, deseándose lo peor, madres que maldicen el momento en que trajeron sus hijos al mundo, padres que tratan de prostitutas a sus esposas e hijas, hijos que desean la muerte de sus padres, etc…, son muchas las situaciones que se viven, entiendan algo cada palabra que sale de su boca, sea buena o mala, se convierte en una profecía, quiere decir que se va a cumplir en la vida de la persona a quien se la diga.
Es por eso que vemos actualmente personas sufriendo con: insomnio, depresión, mala suerte, miedo, tristeza, enfermedades incurables, matrimonios destruidos y miseria, al punto de querer quitarse la vida creyendo que es la mejor salida.
No se engañe, sino busca ayuda para terminar con esa maldición que está en su vida, tarde o temprano va a optar por el camino más fácil, la muerte.
Si se identifca con alguno de los síntomas que mencionamos, usted está siendo víctima de una maldición profética, sólo Dios puede transformar la maldición en bendición, porque está escrito: “…mas nuestro Dios volvió la maldición en bendición.” Nehemías 13:2