“Durante mi juventud estudie conforme fue pasando el tiempo pensé que por tener un titulo iba a se exitosa, pero no fue así. Repentinamente, comencé a llenarme de deudas y sin darme cuenta lo que ganaba no me servía par pagar las cuentas.
Llegué a la Iglesia Universal donde me enseñaron a usar mi fe y recuerdo que el Pastor indicó que nada era imposible para Dios, entonces yo luché constantemente para poder pagar a todas las personas que les debía y emprender un negocio propio. Los resultados fueron sorprendentes, en poco tiempo pude cancelar absolutamente todo y coloqué mi micro empresa, la cual a cada día está creciendo más, mi caso que, aparentemente, era imposible se volvió posible, gracias a Dios”.