Vivimos en una sociedad en la que las personas tienen poca paciencia y la rabia (ira) en ocasiones las domina. La misma rabia, de vez en cuando, convierte a personas comunes en auténticas fieras.
De un momento a otro todo puede cambiar, un pequeño estímulo negativo o una provocación, puede devenir en una tragedia.
Un ejemplo de esto es el caso del joven chileno de 19 años, que asesinó a su casera, una mujer de 71 años, sin explicación alguna en un ataque de ira.
Los peritajes iniciales revelaron, que la mujer presentaba diversas heridas en su rostro, atribuibles a golpes realizados con un elemento contundente similar al martillo y las declaraciones oficiales por la policía, indicaron que el joven había confesado la autoría del asesinato, argumentando que mató a la mujer en un “arranque de rabia”.
¿Qué es lo que lleva a una persona a reaccionar de tal manera, que se arrepentirá por el resto de su vida? ¿Qué es lo que hace que alguien actúe dejando que su furia lo domine? Las razones pueden ser muchas, por ejemplo: poca tolerancia a la frustración, crecer en un ambiente desestructurado que promueve la violencia como solución, tener tendencia a explotar cuando las cosas no terminan como quiere, etc., pero eso no significa que, dejarse conducir por la rabia o la ira, sea la solución.
El obispo Macedo enseña que quienes se dejan llevar por sus emociones, terminan lamentando las peores tragedias. Permitir que las emociones dominen la razón, sólo traen angustia y dolor a las personas que nos rodean y a nosotros mismos. Por eso amigo lector, si usted tiene problemas para controlar su rabia y a causa de eso está viviendo un infierno, sepa que su situación puede cambiar, en la reunión de Liberación.