Todos desean tener una vida tranquila y próspera para darle lo mejor a su familia. Sin embargo, son pocos los que tienen la osadía necesaria para pensar en grande y asumir riesgos. El dicho popular dice que “el que no arriesga, no gana”, y se aplica perfectamente al área económica.
La mayoría ve a la riqueza como un sueño inalcanzable. Para ellos, ser un gran empresario, ser rico, es un sueño imposible de realizar.
La verdad es que uno se vuelve exitoso cuando deja de ver esos grandes proyectos como sueños inalcanzables y pasa a verlos como metas realizables. Si uno sabe que puede ser lo que quiera, ¿por qué conformarse con ser menos que el mejor?
Para eso es necesario ser una persona de visión y luchar para que las cosas sucedan de la forma que uno quiere. Esa es la forma correcta de realizar los sueños. No se trata solamente de pensar en grande, sino de imaginar y trazar claramente los pasos necesarios para alcanzar su objetivo, no baje los brazos ante la dificultad.
No sirve de nada, por ejemplo, querer tener una franquicia de venta de empanadas y solo imaginar cómo sería. Usted necesita empezar a preparar las empanadas, venderlas, armar una cartera de clientes y luego abrir el primer local.
Quizás usted se sienta pequeño y por eso no logra hacer realidad sus sueños. Necesita tener fe en sí mismo y, sobre todo, en Dios. Eso hará la diferencia, porque hablar de Dios es hablar de Alguien ilimitado.