Muchas cosas compiten por nuestra atención y afecto. Parientes, hijos, trabajo, amigos, hobbies, sueños, diversión… El cónyuge no es el único. Por eso, usted no puede suponer que aquel fuego de la pasión que inicialmente los unió estará siempre encendido por sí solo.
Muchas cosas y personas se colocarán entre ustedes, y si las dejan, ellas tomarán el lugar del cónyuge. Y es así como una relación otrora sólida pasa a ser frágil, fría, hasta que finalmente se apaga.
Su matrimonio necesita ser protegido (blindado, decimos nosotros) e intencionalmente trabajado para mantener la llama encendida.
No es difícil. Solo es cuestión de mantenimiento con inteligencia.