Las primicias son la primera parte, son los primeros frutos cosechados, los primeros animales del rebaño, los primeros resultados de un trabajo.
Por sobretodo, las primicias revelan a quien la persona coloca en primer lugar en su corazón.
Por lo tanto, al ofrecer las primicias para Dios, la persona está enviando un mensaje de que ella lo honra y que Él es lo más importante en su vida.
Ser diezmista y considerar las primicias es tener un compromiso con Dios, es vivir en alianza con Él. Es por eso que la prosperidad de un cristiano tiene un propósito: salvar almas.
Porque la mejor inversión de este mundo es llevar la Palabra de Dios a todas las personas. O sea, quien tiene una alianza con Dios no desea prosperar solo para presumir o satisfacer sus deseos, sino para ser un aliado de Dios en el ejercicio de salvar almas.
“LLEGUÉ A VIVIR EN LA CALLE”
De la noche a la mañana mi matrimonio se derrumbó, mi ex-esposo me expulsó de la casa, dejándome en la calle con mis hijos; las deudas fueron aumentando y eso me causaba mucha angustia; fue así que llegué a la Iglesia Universal, pero participando en las reuniones aprendí a ser fiel a Dios, decidí obedecer lo que está escrito en su Palabra, específicamente en Malaquías 3:10 donde habla sobre la devolución de los diezmos. Por mi fidelidad, Dios bendijo mis proyectos, conquisté varias casas, pude proveer lo mejor para mi familia, también cuento con la compañía de un gran hombre que me ama y me respeta.
•• Sra. Custodia Benítez