El Señor Jesús, en su paso por el mundo, como cualquier otro ser humano, siempre supo que llegaría un momento de su vida en que viviría momentos realmente duros y, que luego de todo eso, tendría que irse, es decir, volver al Padre, y que los mismos que osaron en matarlo querrían también, matar a Sus discípulos.
Por eso, entendemos que el Señor Jesús no nos llamó para que vivamos sin dificultades, al contrario, siempre estaremos en una constante lucha, pues en todo el mundo, los cristianos enfrentan luchas por causa de la fe, por ejemplo, en muchos países, las drogas están permitidas como algo de uso normal, en otros, los niños tienen el derecho de decidir si quieren ser del género con que nacieron o si quieren ser del género opuesto, por lo cual deben estar siempre en alerta para no ser confundidos o engañados por el mal que yace en la tierra, debido a esto el Señor Jesús enseñó:
“El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” Juan 14: 23
Él quiso decir que, cuando el Espíritu Santo hace morada en el ser humano, una paz inigualable viene sobre él, paz que nadie es capaz de quitarle.
“El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo. Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis”. Juan 14: 24-28
El Señor Jesús preparó a sus discípulos para los días difíciles, días de luchas y de guerras, días en los cuales el propio Espíritu Santo les recordará lo que ya el Señor Jesús les había enseñado.
Por eso, el miedo nunca podrá vencer a aquellos que ya le entregaron toda su vida a Dios y que recibieron Su Santo Espíritu.
Mientras viva, siempre habrá esperanza para un cambio
En la infancia sufrí un abuso sexual, eso me generó muchos conflictos internos por los cuales no tenía paz y sentía odio. En mi vida sentimental tuve varios fracasos, no pudiendo sustentarlos por causa de los problemas terminaban en separación. Económicamente, me iba muy mal, el dinero no me alcanzaba, ni siquiera tenía una casa digna donde vivir y pasaba muchas necesidades.
Esa situación era humillante y vergonzosa, debido a lo cual constantemente renegaba con Dios, por el hecho de pensar que había venido a este mundo sólo para sufrir. Pero, todo este sufrimiento terminó el día que llegué a la Iglesia Universal, donde reunión tras reunión aprendí a usar mi fe, la que manifesté todas las veces que fue necesario, para vencer cada uno de los problemas que enfrentaba. Los traumas, conflictos internos, la miseria, la soledad y la vida humillante que tenía son cosas del pasado.
Fue debido a mi perseverancia y lucha constante que hoy disfruto de la alegría y paz. Dios me dio la bendición de formar un nuevo hogar con un hombre con el cual compartimos los mismos objetivos y fe.
Además, conquisté la estabilidad económica, pero, lo más importante y extraordinario que tengo es el Espíritu Santo, Él, es quien me sustenta, me da fuerzas y ánimos para luchar.
•• Sra.Ester Villafuerte