La leucemia o cáncer de la sangre, es más usual en la etapa de la infancia (alrededor del 25% de los cánceres infantiles son leucemias), es una enfermedad del sistema hematopoyético o productor de las células sanguíneas, en la cual se multiplican los leucocitos conocidos también como glóbulos blancos. De forma total o parcial, los glóbulos blancos prematuros de la médula ósea inundan el torrente sanguíneo y ésta se establece en los diferentes órganos del sistema linfático.
Según su evolución, se divide en leucemias agudas y crónicas: la leucemia aguda se caracteriza por el rápido desarrollo de la enfermedad, mientras que la leucemia crónica tiene un curso engañoso. El paciente puede llegar a tardar meses o hasta años en presentar síntomas graves.
Las causas de la leucemia no están completamente definidas, sin embargo, existen diversos factores que pueden propiciar la aparición de esta enfermedad, genéticos, inmunodeficiencias y factores ambientales.
En la leucemia (cáncer en la sangre), cada caso es único y particular, pero normalmente la leucemia suele cursar los siguientes síntomas:
Cansancio: Por lo general las personas no suelen visitar al médico a causa de la fatiga, cuando se animan a hacerlo, es porque la fatiga aparentemente sin motivo afecta en su vida cotidiana.
Fiebre: Se define la flebre como la temperatura corporal superior a los 38 °C.
Sudores nocturnos: El sudar demasiado de noche, es un síntoma general que se puede manifestar en muchas enfermedades diferentes.
Pérdida de apetito: Tener buen apetito se ha considerado siempre como un signo de buena salud. El tratamiento depende, sobre todo, de la forma de leucemia que sufra el paciente.
Una de las opciones es la quimioterapia, este tratamiento se elige en la mayoría de los pacientes con leucemia (cáncer de la sangre).
Radioterapia: tratamiento basado en las radiaciones ionizantes.
El trasplante de médula ósea: este es un procedimiento médico del campo de la Hematología y suele realizarse en los pacientes con cáncer en la sangre o médula ósea.