Dios desea que me acerque a Él y asuma mi posición de fe, de quien cree en Su Palabra.
Muchos aun diciendo que creen en Dios no han tenido acceso a una nueva vida, a un encuentro con el Creador, al contrario, han sido vencidas por los problemas, como si estos pudieran más que ellos.
Muchos piensan, “mis problemas son muy grandes”, y en verdad, éstos siempre serán grandes en la vida de aquellos que no priorizaron tener el Espíritu Santo en su interior.
Otro punto en el que muchos han fracasado, es en el hecho de quedarse esperando sentir algo, ver o palpar, para poder creer, siendo que la fe es inteligente, ella actúa en función de la Palabra de Dios, la que nos lleva a pensar y razonar sin la necesidad de recurrir a ningún tipo de sentimiento, esto es creer por la fe. Sentir, es algo físico, creer, es algo que va más allá de la capacidad humana.
La Palabra de Dios nos enseña a vivir por la fe no por los sentimientos, pues es nuestra inteligencia de creer en lo que Dios prometió que nos trae la más absoluta certeza de que Él está a nuestro lado. Hay quien en el momento de enfrentarse a la dificultad llega a sentirse abandonado por Dios, pues la presión de los problemas le hacen ver apenas lo que está frente a sus ojos, y es por este motivo que debemos aprender a manifestar la fe, ya que ésta no depende de lo que se ve o lo que se siente. La fe actúa por lo que se cree.
Es de esa manera que debemos posicionarnos delante de los problemas, actuando por la fe.
No se deje guiar por lo que siente, sino por lo que cree, ya que no sólo se enfrenta a los problemas externos, sino también a las dudas, el miedo, y delante de esto se debe actuar por la fe, pues está escrito: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Hebreos 11:6.
Amigo lector, no hay nada más glorioso que la fe, pues ésta justifica al pecador, o sea, uno puede haber cometido los peores errores en la vida, pero el día en que tomamos conocimiento de la verdad y abandonamos todo lo equivocado para agradar a Dios, esa actitud nos justifica delante de Él.