Usted puede no haber sido lector de cómics, pero puede haber oído hablar de Stan Lee (1922-2018), creador de algunos de los superhéroes más conocidos de las revistas, de cine y TV. En la década de 1960, él ideó una estrategia de marketing interesante: los principales títulos de su editora, Marvel, serían antecedidos por adjetivos que exaltasen a los héroes.
Por causa de eso, algunos adjetivos quedaron tan vinculados al personaje que se volvieron casi parte fija del nombre, como: El Increíble Hulk. Más allá de él, sus compañeros ganaron títulos como “El Invencible Hombre de Hierro”, “El Espectacular Hombre Araña”, “Los Fabulosos X-Men”, “El Poderoso Thor”. Esos adjetivos quedaron casi obligatorios y entonces, fue creado también el “Cuarteto Fantástico”.
Pero, a pesar de tan fantásticos, espectaculares, poderosos, increíbles, entre otros atributos, todos esos personajes ficticios tenían algo en común: no eran invencibles; tenían fallas, algunas bien serias. Sin embargo, eran considerados héroes porque tenían la capacidad de aprender a vencer a los adversarios.
El hecho es que a muchos hombres les gustaría ser considerados héroes por las personas que están a su alrededor. Pero los superhéroes no existen, tampoco los de los cómics. Lo que puede dar a ellos ese título no es el pensamiento que tienen de que nunca se equivocan, pero sí el hecho de corregir los errores y levantarse.
La Biblia tiene varios ejemplos así. David, con su prestigio de guerrero y rey, cedió a tentaciones y abuso de su poder. Pero aprendió a someterse a Dios, al arrepentirse verdaderamente y, así, fue considerado “un hombre según el corazón de Dios”. Job perdió todo y a todos para entender que sus buenas acciones humanas no eran suficientes si él no estuviese vuelto al Señor. Más allá de ellos, hay muchos otros ejemplos parecidos en la Palabra de Dios.
Más que un superhéroe Hace parte de la masculinidad demostrar seguridad, fuerza, equilibrio, pero nadie está libre de momentos en que se siente débil. Algunos hombres, con miedo de manchar su imagen de fuertes, caen en el error de no pedir ayuda porque piensan que serán vistos como limitados.
Los héroes también piden consejos, integran grupos y equipos que los vuelven más fuertes, compensan las debilidades los unos de los otros, sirven de ejemplo a los más jóvenes y se levantan más fuertes aún después de grandes caídas.
Con eso, el héroe muestra que es posible levantarse, perseverar e inspirar a otros. Eso sí torna a alguien en espectacular, poderoso e increíble.
Nadie es un héroe sin antes ser un hombre con buen carácter y deseo de superación. No importa cuán invencible demuestre ser.
El socorro Usted puede ser considerado un héroe por todos a su alrededor con la ayuda de Dios. Él, sí, es el Todopoderoso que puede transformar todos sus problemas y enseñarle a vencer sus dificultades. Usted tiene con Él más que un superhéroe para toda hora, pues Él está de brazos abiertos para socorrerle, sólo está esperando que Lo llame y Le cuente todas sus aicciones. ¿Qué tal hacer eso?