Muchas personas tienen que convivir con el dolor de huesos y articulaciones. Lo hacen por diversas circunstancias, ya sea por la edad o por el efecto que un trabajo físico tiene en el desgaste de nuestro cuerpo. En algunos casos este dolor es puntual y por lo tanto es corregible si nos ponemos en manos de un equipo médico, pero otras veces el dolor es crónico y debemos evitar que se vaya incrementando con el paso del tiempo.
Entre las enfermedades que causan dolor de huesos y articulaciones, la más habitual es la artrosis, se calcula que afecta aproximadamente entre un 1 y 2 % de la población. Pero este porcentaje aumenta considerablemente en la franja de edad, a partir de los 65 años: se estima que entre 2 y 3 de cada diez personas de tercera edad, sufren artrosis. Además, un 90% de las personas sufren dolor de espalda en algún momento de su vida. Esta cifra a primera vista puede sorprendernos.
En muchas ocasiones este dolor de espalda desaparece con reposo y masajes, pero otras veces es preciso recurrir a medicamentos y tratamientos mucho más extensivo, en el que la opinión y la prescripción de un médico especialista se hacen imprescindibles, para diagnosticar y recetar el mejor tratamiento para el paciente.
Mis manos se me dormían, no podía hacer nada por mi misma
Durante un determinado tiempo, estuve padeciendo con problemas en mis manos, no sabía lo que me sucedía, poco a poco empecé a sentir que mis manos se dormían, cuando intentaba hacer las cosas en mi hogar no podía, porque no sentía mis dedos, intentaba agarrar las cosas, levantar algo, pero no lo lograba, esta situación me angustiaba.
Pero participando de la reunión de sanidad y haciendome la unción con el aceite por mi fe fui curada, el adormecimiento que tenía desapareció, ahora ya puedo hacer mis quehaceres con tranquilidad, gracias a Dios.
Los dolores que sentía en mis huesos eran insoportables
Durante 3 años estuve padeciendo con fuertes dolores en mi cuerpo, estos eran constantes y no los podía soportar, intentaba caminar, moverme, realizar mis actividades con normalidad, pero no lo podía hacer, ya que el dolor me lo impedía.
Con el fin de buscar una cura para este mal, visité médicos, me hice tratamientos, tomé medicamentos, pero nada lograba liberarme de estos dolores, los doctores me dijeron que con los tratamientos el dolor iba a desaparecer, pero que tenía que esperar algunos meses, para poder ser curada completamente.
Ya no soportaba más, participando de las reuniones de sanida y realizandome la unción con el aceite fui curada, ahora ya no tengo más dolores, puedo estar tranquila y llevar mi vida con normalidad, gracias a Dios.
No pierda la oportunidad de obtener la sanidad que usted tanto anhela y que ha buscado en distintos lugares, participe este martes en la Iglesia Universal a las 7H, 10H, 15H, 19H, ingresando aquí podrá encontrar la dirección más cercana a su hogar.