La Palabra de Dios tiene el poder que cura, transforma, resucita, prospera, libera, y salva. Pero ¿cómo alcanzar ese poder, que sólo la Palabra de Dios tiene en su vida?
Escrito está: “Porque poderoso es el que ejecuta su palabra. ..” (Joel 2:11)
La fe y la obediencia, no tienen nada que ver con sentimientos o emociones, sino con la práctica de la Palabra de Dios. Y uno de los mayores y mejores ejemplos que podemos tener, es el de nuestro padre en la fe, Abraham. Su descendencia fue bendecida a causa de su actitud.
La condición para que el poder de la palabra, este sobre su vida es la OBEDIENCIA, ella juntamente a su fe hará que la Palabra de Dios se materialice en su vida.
Hágase obediente a la Palabra del Altísimo, pues esa es la base de las Sagradas Escrituras, desde Génesis hasta el Apocalipsis, la Biblia se resume en dos palabras: obediencia o desobediencia. Cada uno de nosotros elige qué hacer. El siervo sólo obedece y cuando eso sucede, es beneficiado por su obediencia. Quien ama a Jesús guarda, obedece y sigue Su Palabra.
Al tornarse obediente a la palabra Dios hará que Sus más ricas promesas se cumplan en su vida, haciendo de usted la propia bendición.
ELLOS PROBARON DE LA PALABRA
No podía caminar sin usar un bastón como apoyo
Llevaba varios meses sin poder caminar, para hacerlo tenía que usar un bastón y apoyándome sobre él para poder dar algunos pasos, sin embargo, las piernas se volvían muy pesadas, perdía el equilibrio y me caía.
Cuando estaba en la casa no podía realizar mis quehaceres con normalidad porque tenía miedo de caerme, por otro lado, sentía ambas extremidades inferiores bien pesadas no había nada que calmara esa sensación.
Vine a participar de la reunión de Sanidad, con la determinación de que iba a salir curada y así fue, pocos minutos después de comer de la Palabra y de la oración impartida por el Pastor, sentí un alivio en todo el cuerpo y pude hacer todos los movimientos que no podía, sin sentir dolor alguno.
Gracias a Dios estoy curada, puedo caminar sin ayuda del bastón y siento mi cuerpo relajado.
Padecí 25 años con una enfermedad crónica
Me encontraba muy enferma, los médicos me habían indicado que había adquirido el virus de la Hepatitis y no me podían internar, porque el sistema inmunológico estaba muy debilitado, me indicaron que tenía que hacer el respectivo tratamiento, pero aquello no iba a garantizar la cura.
Aún así decidí hacerlo, sin embargo, la enfermedad permanecía. Por otro lado, desde muy pequeña sufrí con astigmatismo, a tal punto que comencé a perder la vista y quedarme prácticamente ciega.
Conocí la Iglesia Universal por una invitación de una amiga, me llevó y comencé a participar de las reuniones de Sanidad y fue a través de mi obediencia y constancia en la Palabra de Dios, que comencé a despertar mi fe, para ser libre de todos los males.
Poco tiempo después los médicos me indicaron, que no sabían como el virus de la hepatitis había salido de mi cuerpo y mi sistema inmunológico fue restaurado, por otro lado, también empecé a recobrar la vista y pude comenzar a ver.
Gracias a Dios hoy gozo de una salud plena y no tengo ningún tipo de secuelas de la enfermedad. Sra. Fatima H.
Usted que busca un milagro y quiere la sanidad, acérquese este martes, coma la Palabra de Poder y por la fe reciba su milagro a las 7H, 10H, 15H o 19H. Aquí usted encontrará la Iglesia Universal más cercana a su hogar.