“Había en cierta ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a hombre alguno. Y había en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él constantemente, diciendo: “Hazme justicia de mi adversario.” Por algún tiempo él no quiso, pero después dijo para sí: “Aunque ni temo a Dios, ni respeto a hombre alguno, sin embargo, porque esta viuda me molesta, le haré justicia; no sea que por venir continuamente me agote la paciencia”. Lucas 18:2-5
Muchas son las personas que van por la vida como esta viuda, con un problema a cuesta y que por más que han intentado resolverlo le ha resultado imposible, han buscado a médicos, hospitales, brujos, medicina alternativa, jueces, policia, ayuda comunitaria, pero nadie a podido resolver su problema.
Hay un sólo juez que puede resolver cualquier caso que usted tenga, sólo necesita buscarlo, es por esto que cada sábado se realiza una reunión especial denominada Casos Imposibles, donde usted aprenderá que es lo que debe hacer para que este juez (Dios) venga a darle la solución que usted necesita.
En la oportunidad pase por el Camino Santo, la Biblia habla sobre esto de la siguiente manera:
«…será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él…» Isaías 35:8
No dude más, participe de esta reunión y coloque su vida en las manos de Dios, para que Él sea su Señor.
Todos los sábados a las 7h, 10h y 18h30, en la Av. de Las Américas 305, norte de Guayaquil o en la Iglesia Universal más cercana a su hogar.
Era imposible para mí tener paz en mi hogar a causa de los vicios.
“Los vicios se habían apoderado de mi hogar. Mi esposo era alcohólico y mi hijo drogadicto, lo que repercutía gravemente en el resto de mi familia, no había paz y los pleitos para que ambos cambiaran, eran el pan de día a día.
Yo buscaba la manera de unir a la familia en alguna actividad, pero a mi hijo se le hacía imposible incluirse, ya que el estar pocas horas sin el consumir lo dejaba ansioso y desesperado. Mi esposo por su lado sólo se refugiaba más en el alcohol.
Mi vida cambió luego de aprender a usar la fe en la Iglesia Universal, creí en el poder de Dios y entregué en Sus manos a mi familia. Lo imposible aconteció, mi hijo y esposo dejaron los vicios, ahora podemos compartir en familia, en mi hogar reina la paz”, concluye Ana.