Cuando muchos viven en la misma casa, cada uno está en sus cosas, no se comunican bien entre sí, siempre hay peleas, problemas, circunstancias difíciles, nadie quiere compartir con el otro, eso es una familia destruida.
O tal vez, sus miembros están fuera, los hijos o esposos se van de la casa y las mujeres no quieren saber nada más con ellos.
Debemos aprender a respetar para así ser respetados, de lo contrario la familia se destruirá.
Características de una familia destruida:
• Siempre se lucha por el control
“¡Ah! Yo hago lo que quiero” Viven peleándose, tienen el concepto de que alguien debe ganar y otro perder. Lo que no entienden es que si uno gana todos pierden. El objetivo debe ser siepre la unidad, que es necesaria para que una familia se mantenga junta por siempre y así todos sean ganadores.
• Se perdió el respeto
Por más que pasen muchos años conviviendo, nunca debe perderse el respeto.
A la primera falta de respeto permitida, se abre la puerta para que otras se den.
Cuando se permiten los gritos y los golpes y se dice: “Está bien te perdono, que le vamos a hacer”, es como abrir la puerta para que esa situación se repita y hasta empeore.
Debemos aprender a respetar, para así ser respetados, de lo contrario la familia se destruirá.
• Tengo la familia que creo que merezco
En todos los ámbitos atraemos lo que creemos merecer y no lo que deseamos. Muchas personas se preguntan por qué, en algunas áreas de su vida andan tan bien y en otras siempre tienen problemas. Y la respuesta es, porque en esa área atraen lo que creen merecer y no lo que quieren. Si usted después de leer este texto, se da cuenta que su familia tiene alguna de estas características, no pierda tiempo y decida hacer algo para poder rescatarlos, si usted ya intentó resolver estos problemas y no lo ha logrado, aún existe una oportunidad para cambiar el destino de su vida y de su familia.
Mi casa era un infierno
Antes de llegar a la Iglesia Universal, mi familia estaba completamente destruida, en mi casa sólo existían las peleas, discusiones, toda fiesta o reunión terminaba mal.
Mis hijos tomaban mucho y luego de esto reñían muy fuerte entre ellos, al punto de llegar a los golpes.
Yo no soportaba más esta situación, empecé a participar en las reuniones, luche por rescatar a mi familia, hoy estoy muy feliz, ellos ahora se tratan bien, ya no pelean y en mi casa existe armonía, paz y felicidad.
Participe de esta reunión especial, donde por la fe usted estará luchando para Rescatar a su Familia. Este Domingo 28 de Enero a las 9h, en la Av. de las Américas 305, Norte de Guayaquil, o en la Iglesia Universal más cercana a su hogar.