En nuestra vida diaria, a menudo encontramos desafíos con nuestra vida financiera. Sin embargo la Palabra de Dios nos da una orientación clara y valiosa para manejarla de manera sabia:
“Conoce bien la condición de tus rebaños, y presta atención a tu ganado; porque las riquezas no son eternas, ni perdurará la corona por todas las generaciones.” Proverbios 27:23-24
Esta sabiduría divina sugiere que debemos prestar mucha atención a nuestras finanzas, tratándolas con cuidado y diligencia. No se trata de la acumulación de riquezas por amor al dinero, sino de asegurar la estabilidad para nuestras familias y futuras generaciones, viviendo en las Promesas que Dios tiene para los que le son fieles.
El concepto de presupuesto es esencial. Como un pastor que cuida a su rebaño, debemos conocer nuestras entradas y salidas de dinero. «Dios ama al dador alegre». 2 Corintios 9:7
Nuestra generosidad no solo refleja la naturaleza de Dios, sino que también nos permite invertir en el Reino de Dios y en las vidas de los que nos rodean.
Esto puede ser de varias maneras, desde devolver nuestros Diezmos a Dios, hasta dar tiempo y recursos a los menos favorecidos.
La sabiduría en el manejo de nuestro dinero, no es solo una habilidad práctica, sino una disciplina espiritual.
A medida que crecemos en nuestra habilidad para manejar nuestras finanzas con sabiduría, nos encontramos viviendo más plenamente en la provisión y paz de Dios.
Recordemos que las riquezas terrenales son temporales, pero la verdadera riqueza se encuentra en una relación con Dios y el amor a nuestro prójimo.