“El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento”. Isaías 1:3
Existen personas que no conocen a Dios, incluso, muchos dicen no necesitarlo, sin embargo, la realidad es que todos, sin excepción, ricos o pobres, grandes o pequeños, todos, un día enfrentaremos la muerte y, la única manera de vencerla es a través del Señor Jesús.
Si no le entregamos nuestra vida a Él, será imposible vencer la muerte, pues cuando esta llegue, nadie podrá negociar con ella un poco de tiempo más. Sólo Jesús venció la muerte, por ello, Él es el único que puede darnos la vida eterna, porque vencer la muerte, no significa que uno no va a morir, sino que, aun muriendo físicamente, su alma a la vida eterna con Dios, eso es vencer la muerte.
¿Cómo lograrlo? Con algo llamado humildad, veamos un ejemplo de esa virtud practicada por el propio Señor Jesús.
“Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron”. Marcos 11:4
Nada en la Biblia fue escrito por casualidad. El pollino estaba atado, como la vida de muchas personas, una vida que no va hacia adelante porque las ataduras de enfermedades, miseria, depresión, etc., se lo impiden; el pollino estaba en un recodo, es decir, en medio de dos caminos, como muchas personas hoy en día, no saben si continuar satisfaciendo al mundo y sus deseos o entregarse a Dios por completo.
El Señor Jesús no necesita de nosotros, pero en su inmensa grandeza fue humilde al mostrar que necesitaba de aquel animalito (pollino) para glorificar Su nombre, es decir, Él quiere que nosotros glorifiquemos Su nombre.
Lógicamente si una persona piensa que no necesita de Dios, entonces, tampoco lo colocará en primer lugar en su vida. Por ejemplo, hay personas que aún no se bautizaron, piensan que si lo hacen se estarán comprometiendo con una religión, y no se dan cuenta, que mientras no se entreguen a Jesús tendrán sus vidas atadas y fuera de la salvación.
Usted sabe que empezamos ya la semana santa, que quiere decir, una semana separada para Dios, y es esto justamente lo que mucho no consiguen entender, la importancia de lo que el Señor Jesús hizo en una semana santa hace miles de años atrás.
Si desea aprender el real sentido de todo lo que el Señor Jesús dio por usted y por toda la humanidad, participe los días que más pueda en las reuniones de esta semana en la Iglesia Universal más cercana a su hogar, serán días de bendición y de muchos aprendizajes que fortalecerán su espíritu.
Piense en eso Dios le bendiga.